Sobre la paralaje de la estrella Zeta Puppis

Por Arturo Quirantes, el 8 julio, 2019. Categoría(s): Espacio • Humor ✎ 8
Astrónomo indignado
El Chuck Norris de las paralajes. No le pongas de los nervios

Según parece, el Instituto de Astrofísica de Andalucía se encuentra sumido en graves problemas. Uno de sus más, digamos, polémicos astrónomos acaba de publicar un artículo en el Astrophysical Journal, y la dirección, lejos de felicitarle, lo ha despedido. La comunidad científica está de uñas por esta injusticia perpetrada sobre la autoridad mundial en lo relativo a la paralaje de la estrella Zeta Puppis.

Bueno, no tanto. En realidad, se trata de una broma del IAA. El Astrónomo Indignado es un proyecto de divulgación, que podéis ver en esta lista de YouTube.

El Astrónomo Indignado se encuentra particularmente orgulloso de su artículo sobre la paralaje anual de la estrella Zeta Puppis, y aunque no he conseguido leerlo todavía (el Boletín Celeste de Talamanca del Jarama no está accesible en mi Universidad), voy a aprovechar la oportunidad para explicaros un par de cosas sobre esa estrella y su paralaje. Comenzamos.

 

¿De verdad existe Zeta Puppis?

 

 

¿Y a quién se le ha ocurrido ese nombre tan raro?

 

Existen tantas estrellas tan sólo en nuestra galaxia que darles nombre sería una tarea de titanes. En la mayoría de los casos se las identifica con las coordenadas, o bien con un código inventado por los observadores; pero hay algunas excepciones notables.

Habitualmente las estrellas se agrupan en base a sus posiciones en la bóveda celeste. Básicamente se divide el cielo en segmentos, y a cada uno de ellos se les asigna un nombre. Es lo que llamamos constelaciones. Algunas de ellas son los signos del zodíaco, otras son más o menos famosas (Osa Mayor, Osa Menor, Orión), y otras son poco conocidas. Entre estas últimas se encuentran las del Hemisferio Sur.

Las constelaciones visibles desde el Hemisferio Norte son conocidas desde hace milenios en algunos casos, pero algunas solamente se ven cuando viajamos más al sur. Por eso, los exploradores europeos del siglo XVI se encontraron con un montón de estrellas para clasificar, y se inventaron constelaciones con sus nombres en latín. Algunos nombres son molones, como Tucana (Tucán), Lupus (Lobo) o Corona Australis (Corona Austral)… pero los exploradores fueron a piñón fijo y se sacaron de la manga nombres tan poco glamurosos como Antlia (Máquina Neumática), Fornax (Horno), Mensa (Mesa), Octans (Octante) o Telescopium (Telescopio). Parece como si hubiesen sacado nombres mirando por el laboratorio. Y no os quejéis, que de haber sucedido hoy seguro que habría constelaciones bautizadas como Reggetón, JustinBieber, LHC o Smartphonus.

Una de esas constelaciones es Puppus, que significa la popa de un barco (se quedaron calvos los inventores, sí). Y ahora, a bautizar las estrellas. En cada constelación, la estrella más brillante se denomina “alfa” seguida del nombre de la constelación en genitivo. Es decir, “alfa puppis” sería la estrella más brillante de la constelación Puppus (“puppis” es el genitivo de Puppus), algo así como “alfa de Puppus” Luego vendría beta, gamma, etcétera. “Zeta Puppis” es, por tanto, la estrella sexta de la constelación Puppus; por supuesto, estoy usando el alfabeto griego, no el latino, así que esa “zeta” no es Z sino ζ. “Zeta Puppis” es, por tanto, la estrella sexta de la constelación Puppus; por supuesto, estoy usando el alfabeto griego, no el latino, así que esa “zeta” no es Z sino ζ.

 

Entonces, ¿zeta Puppis es la sexta estrella más brillante de su constelación?

 

Vale, no es cierto. Resulta que Zeta Puppis sufre de un cierto agravio histórico. Por lo visto, los descubridores originales designaron como constelación un bicho enorme llamado Argo Navis, y en ella nuestra amiga estelar era la sexta. Más adalente se decidió dividir Argo Navis en tres constelaciones (Carina, Puppis y Vela, es decir: Quilla, Popa y Vela), pero por algún motivo se mantuvieron los nombres de las estrellas. Por eso, aunque Zeta Puppis es la estrella más brillante de Puppus y debería llamarse Alfa Puppis, se quedó en Zeta. No importa, la queremos igual.

 

¿Dónde puede verse Zeta Puppis?

 

Zeta Puppis se encuentra a una declinación de -40º, o 40º sur, de modo que… ah no, perdón, que no he explicado eso. Los puntos del cielo pueden describirse mediante dos coordenadas llamadas ascensión recta y declinación, que son análogas a la longitud y latitud en la superficie terrestre. Si estamos en el hemisferio Norte, a una latitud L, podremos ver estrellas en latitudes entre 90º norte y (90-L)º sur. Eso quiere decir que Zeta Puppis es sólo visible a partir de los 50 grados de latitud Norte, pero sólo en un período muy breve de tiempo. Cuanto más al sur vayamos, tanto más tiempo podremos verla. Si quisiésemos verla todo el año deberíamos bajar hasta la latitud 40 sur, más al sur que hacia Buenos Aires.

 

¿Cómo es Zeta Puppis?

 

Zeta Puppis, también conocida como Naos, es una estrella muy brillante, lo que se denomina una supergigante azul (para más información, Wikipedia). No está muy claro su tamaño, aunque es de las gordas: 56 masas solares y sobre 14-20 veces el radio solar. Los datos son muy inciertos porque dependen de lo lejos que se encuentre la estrella de nosotros. Y ahí es donde entra la paralaje.

 

¿Qué es eso de la paralaje, y para qué sirve?

 

La paralaje es el cambio en la posición aparente de un objeto cuando el que se mueve es el observador. Puedes ver un ejemplo usando tus propios ojos. Extiende la mano, ciérrala con el pulgar hacia arriba y cierra el ojo izquierdo. Ahora cierra el ojo izquierdo y abre el derecho. ¿A que parece que se ha movido el pulgar? Lo que se ha movido, claro, es el punto de observación. Gracias a tener dos ojos, puestos en posiciones distintas, tenemos una idea aproximada de la posición de los objetos y podemos “ver” en tres dimensiones.

La paralaje se puede usar para determinar la distancia a una estrella. Apunta tu telescopio a una estrella, luego espera seis meses y vuelve a hacerlo. Durante esos seis meses, tu posición ha variado 300 millones de kilómetros, el diámetro de la órbita Tierra-Sol. Ahora parecerá que la estrella se ha movido un poquito respecto a las demás. Midiendo ese poquito podemos determinar la distancia de la estrella. Es el mismo truco que los topógrafos han usado desde hace siglos, pero a mayor escala.

Y como una imagen vale más que mil palabras…

Paralaje estelar
(Original: Fernando de Gorocica, Creative Commons)

 

¿Cuánto vale la paralaje de Zeta Puppis?

 

El problema es que, cuanto más lejos esté la estrella, menor será el ángulo de paralaje (el π* de la imagen) y más difícil será de medir. Tanto, que para Zeta Puppis es del orden de los milisegundos de arco. Para que os hagáis una idea, el diámetro aparente de la Luna es de casi dos millones de milisegundo de arco. Hay comparaciones con monedas observadas desde miles de kilómetros, pero no creo que hagan falta.

Es difícil medir la paralaje de Zeta Puppis desde la Tierra, incluso con los mejores instrumentos astronómicos, y eso afecta por supuesto a la estimación de su distancia. Uno de los mejores instrumentos que tenemos es el satélite astrométrico Hipparcos, diseñado específicamente para esa tarea. En 1997 se publicó un valor de la paralaje que correspondía a una distancia de 1.400 años luz; pero una reevaluación de 2007 redujo esa distancia a unos 1.090 años luz, con un valor de unos 3 milisegundos de arco para la paralaje.

Esto es lo mejor que tenemos, y sinceramente, me resulta difícil imaginar cómo ha podido el Astrónomo Indignado superar ese nivel de exactitud. Eso arroja asimismo dudas sobre su afirmación de que es el co-autor de un artículo publicado en el Astrophysical Journal. ¿Realmente ha conseguido medir una cantidad tan pequeña, con más precisión que el mejor de los observatorios astrométricos jamás construidos?

Por otro lado, él es el azote de la mala astronomía y tiene un montón de portadas en el BCTJ. ¿Quién soy yo, pobre divulgador, para contradecirle? Espero que no le lleven los nervios con este artículo.

 

Referencias:

El astrónomo indignado – YouTube

Astrónomo indignado – Twitter

https://www.iaa.csic.es/

Boletín Celeste de Talamanca del Jarama (varios números, no disponibles online)

 

 



8 Comentarios

  1. Je, je, je…¿La misión Gaia no ha podido observarla y determinar su distancia con mayor exactitud?.

    No me toquéis a Zeta Puppis, que le tengo mucho cariño y cuánto más lejos y luminosa mejor.

    1. U-95, Gaia solo ha observado estrellas con magnitudes entre 3 y 21; estrellas más brillantes (como zeta Puppis de magnitud 2.21) no han sido observadas.

      Puedes comprobarlo en https://gea.esac.esa.int/archive/ usando el buscador «Search», donde puedes poner el nombre «zeta Puppis» o las coordenadas celestes RA = 120.89612561 y Dec = -40.00318846; los valores de la paralaje que indica Arturo en su entrada son plx = 2.33 y e_plx = 0.51 en el catálogo public.hipparcos, y plx = 3.01 y e_plx = 0.1 en el catálogo public.hipparcos_newreduction).

  2. Sr. Astrónomo Indignado, estoy desolado por la noticia de su despido del IAA, no sólo es envidia, es bulling, es prevaricacion, es… en fin dejémoslo. Le ruego que no Le lleve los nervios, pues sabe que nunca sabemos donde apareceremos, se lo digo porque no sólo ha dado a conocer una estrella de la categoría de Z puppis (56 masas solares, nada menos) sino porque no se puede ver en éste nuestro hemisferio norte (qué brillantez de su parte), además es coautor n° 380 de una prestigiosisima revista… de Astronomía (nada menos). Por todo ello y no menos por sus publicaciones en el boletín ATdelJ (de tirada masiva en susodicha metrópoli), he decidido abrir una cuenta en «secondchoices.org» para que cientos de miles de firmas de compañeros avalen su vuelta a su prestigiosa labor en el IAA, y de paso para que su divulgación astronomofisicamatematica visual siga haciéndonos visualizar estrellas que no están al alcance de nuestros ojos.
    Sinceramente un incondicional seguidor de su asombrosa y meteórica (nunca mejor dicho) carrera en las ciencias Astronómicas.

  3. La cuestión de la paralaje estelar fue decisiva para la aceptación del modelo heliocéntrico. Este modelo es muy antiguo pero por razones culturales (políticas, psicológicas, religiosas, científicas) estuvo marginado en beneficio del modelo geocéntrico. Uno de los ataques argumentales que recibió Aristarco de Samos (un heliocentrista) se formuló del siguiente modo; si la Tierra se moviese alrededor del Sol habría puntos en el recorrido de su órbita en la que estaría más cerca de una determinada estrella fija y otros puntos en la que estaría más alejada de esa estrella fija. Dado que no había registros astronómicos de la paralaje anual de las estrellas fijas la tesis de Aristarco fue desechada. Pero la paralaje existía, aunque era tan pequeña que hubo que esperar al siglo XIX para observarla con telescopios mejorados.

    Según Plutarco, la tesis de Aristarco tuvo críticas filosóficas y religiosas al punto que algún contemporáneo sugirió procesarle por impiedad. Aunque algunos estudiosos de esta cuestión han manifestado su discrepancia a este respecto tenemos indicios para concluir que la perspectiva heliocéntrica conmocionó a la sociedad de la época. Incluso en la actualidad asistimos a debates sobre tesis y conjeturas físicas que se aceptan o rechazan en base a criterios religiosos o cuasi religiosos.

    De los teóricos de cuerdas se dice que constituyen una secta dirigidos por ciertos profetas o por individuos carismáticos al modo de los pitagóricos, y que resulta difícil discernir si la fe que anima a los cuerdistas es científica o religiosa. Algo similar ocurre con la conjetura de los universos múltiples, en un artículo reciente la física y bloguera Sabine Hossenfelder argumenta que dicha conjetura no es ciencia sino religión. En el momento de escribir estas líneas el artículo de Sabine tiene 203 comentarios, entre los discrepantes de Hossenfelder se halla Jacques Distler, un teórico relevante. Otro comentarista con sarcasmo evidente califica a Sabine de “profetisa” del único universo existente.

    La conclusión que saco de todo esto es 1) que seguimos mezclando la fe religiosa y la fe científica cuando debatimos sobre cuestiones que atañen a la física, 2) que introducir la palabra religión o conceptos religiosos cuando se debaten materias científicas enciende las pasiones, y 3) que este escenario no tiene visos de cambio porque la mente humana no ha cambiado mucho con el transcurso de los siglos. Quizás la teoría de cuerdas y la conjetura de los universos múltiples corran la misma suerte que el modelo heliocéntrico, que necesiten décadas o siglos de investigación y experimentación hasta que sean aceptadas por la comunidad científica y por la sociedad en general.

    1. La Iglesia católica condenó oficialmente el modelo heliocéntrico mediante un decreto promulgado en 1616, cuando aún era una institución con el suficiente poder como para torturar y ejecutar a quienes cuestionaran sus dogmas. Afortunadamente, hoy el Vaticano ha perdido mucho poder y si decidiera condenar la teoría del multiverso o la teoría de cuerdas, lo único que conseguiría es perder la poca credibilidad que le queda.

      Puede que la verificación de la teoría de cuerdas no esté cerca, ya que al fin y al cabo es una teoría del todo. Sin embargo, la aceptación del multiverso está seguramente a la vuelta de la esquina, pues es una consecuencia directa de la teoría de la inflación, cuya verificación parece bastante cercana.

  4. Lo que me sorprende de esta cuestión es que una teórica bien informada y valiente en sus exposiciones como es Sabine Hossenfelder deseche por “religioso” aquellas hipótesis, tesis y conjeturas que no coinciden con sus posiciones teóricas. La respuesta contundente de Distler a la posición sesgada de la física germana me parece oportuna y bien razonada.

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Por Arturo Quirantes, publicado el 8 julio, 2019
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