Durante la Segunda Guerra Mundial, se construyeron una gran cantidad de máquinas cifradoras Enigma. Tantas, que en la actualidad no podemos más que hacer conjeturas. La cifra ronda las decenas de miles, y eso es todo lo que estoy dispuesto a afirmar con seguridad. Por supuesto, tras la guerra ese número disminuyó bruscamente. Muchas fueron retiradas por su baja seguridad, fueron sustituidas, se acabaron gastando y rompiendo. La obsolescencia, tanto física como criptográfica, acabó con ellas en tanto que herramienta de cifrado. Sólo quedaba una salida para ellas: la chatarrería.
En la actualidad, sobreviven pocas de esas máquinas. La compilación del experto David Hamer incluye apenas trescientas de ellas. La cifra real será algo mayor, porque no incluye Enigmas en paradero desconocido, como las que se encuentren en posesión de coleccionistas privados o personas que no conozcan su procedencia. En ocasiones salta la liebre, como en 2008, cuando apareció un botín de nada menos que 26 máquinas Enigma en el Cuartel General del Ejército en Madrid. Se habían pasado medio siglo acumulando polvo en una habitación, y si mi experiencia de la mili me sirve de algo, probablemente nadie supiera siquiera qué eran aquellas cajas de madera. Hasta que un curioso abre la puerta, echa un vistazo, y allí están. Ya hablé del descubrimiento en mi antiguo Boletín ENIGMA, así como en la última revista Amazings, y no me voy a repetir aquí; aunque si lo desean pueden ver algunas de las fotos que saqué allí.
No es, por supuesto, el único caso de descubrimiento fortuito. En el libro Berlín: la caída 1945, el autor Antony Beevor me sorprendió con la noticia de que en julio de 1999 se halló la máquina Enigma del 9º Ejército alemán, que luchó encarnizadamente en los últimos episodios de la batalla de Berlín. En 2008, se descubrió una Enigma que había sido parcialmente destruida y arrojada a un lago. En 1999, se recuperaron diversos artefactos de un submarino alemán hundido en 1942, incluida una Enigma naval.
¿De dónde proviene esta fiebre enigmática? Probablemente se derive del papel que estas máquinas jugaron durante la Segunda Guerra Mundial. Se han hecho muy conocidas gracias a los libros que se han escrito, y a un par de películas que se han hecho al respecto, como Enigma y U-571 (y cada vez que hablo de esa última película, me siento obligado a disuadirles de ir a verla, es malísima). Ahora que se sabe lo que eran y cómo los aliados lograron su ruptura, se han convertido en piezas de coleccionista, muy valoradas.
Bletchley Park, el lugar donde los criptoanalistas británicos machacaron despiadadamente los sistemas cifrados alemanes, tiene varias de esas máquinas, y el visitante puede incluso teclear en una de ellas. Si se pasa por Inglaterra, dedique un día a visitar ese museo de la criptografía, les aseguro que vale la pena. En el año 2000, un raro modelo de Enigma Abwehr fue robado de Bletchley Park. En realidad, la palabra correcta sería «secuestrado,» porque los ladrones la usaron para exigir un rescate de 25.000 libras, unos 40.000 euros entonce. Tras más de un año de tensión, la máquina fue recuperada. Menos mal, pero incluso pagar el rescate hubiera sido una ganga, porque la máquina estaba valorada en cuatro veces esa cantidad.
Unos años antes, en 2003, el Museo del Ejército recibió del CESID (ahora CNI) una Enigma comercial modelo K, que fue valorada en 300.000 euros. Personalmente, creo que tiraron muy alto. Pero la cuestión es que no hay un catálogo como el de sellos, donde aparecen claramente los precios para el sello nuevo y el usado. No habiendo un mercado estable, el precio de una máquina Enigma es … bueno, como se dice en estos casos, vale lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella. Por supuesto, influyen factores como la rareza de la máquina, su estado, si ha sido modificada o restaurada. Cada caso es un mundo.
Hasta hace pocos años, había visto precios de hasta 10.000 euros para modelos especiales, y bastante menos para ejemplares más comunes, pero la cotización de estas máquinas ha ido subiendo con el tiempo. En julio de 2007, una enigma se vendió por unos 44.000 euros, cuando una máquina parecida apenas había alcanzado la mitad de esa cifra un par de años antes; en noviembre de 2010, otra fue subastada y alcanzó la cifra de 79.000 euros. Hasta donde sé, el récord actual lo tiene una Enigma militar de tres rotores, que se vendió en noviembre de 2011 por la increíble suma de casi 160.000 euros.
Por eso, imagínense ustedes la expectación cuando salió a subasta una Enigma recientemente. Se trataba del típico modelo de Enigma militar: tres rotores, tablero de conexiones, etcétera. Lo único destacable de este ejemplar es que estaba en muy buen estado, con los rotores originales y sin modificaciones o restauraciones posteriores. Las estimaciones iniciales indicaban que podría alcanzar un precio de entre 50.000 y 75.000 euros. Finalmente, el martillo del subastador cayó cuando se alcanzó una puja de … 106.000 euros. Algo lejos del máximo de 2011, lo que pudiera indicar que la «burbuja de las Enigmas» está pinchándose, o cuando menos estabilizándose.
Entre usted y yo, me siguen pareciendo cifras exageradamente altas. El experto David Hamer, que mantenía una página con precios, ha tenido que retirarla porque la fluctuación de precios y los valores récord que están alcanzando algunos ejemplares hace imposible dar una guía de precios siquiera orientativa. Si nos vamos a la última lista disponible (gracias, Internet Archive), vemos como hasta 2005 el precio se mantenía entre las 10.000-20.000 euros; ese límite solamente se sobrepasaba en casos de modelos raros, como la Enigma naval de cuatro rotores, una de las cuales alcanzó en septiembre de 2000 un precio de unos 45.000 euros en ebay.
La tendencia de precios continuó en la zona de los 20.000-30.000, hasta que en abril de 2006 se batió el récord: 80.000 en ebay, seguida el mes siguiente por otra venta por 59.000 euros. A partir de ahí, los precios se disparan, y cualquier cosa que lleve la placa «Enigma» se cotiza como el oro. La última cifra registrada en la lista Hamer es la de 95.000 euros por un modelo naval; y eso porque el euro había caído frente al dólar en aquel tiempo, que si no, ni les cuento. Todo hasta llegar a la orgía de noviembre de 2011.
Me da la impresión de que esto es como los cuadros de Van Gogh. Cuando Los Girasoles se vendió por una morterada salvaje, todos los propietarios de Van Goghs pensaron que su cuadro, boceto y rayajo del mismo pintor debía alcanzar un precio superior. Y no siempre es así. Que una Enigma haya alcanzado precios de burbuja no significa que lo valga.
En cualquier caso, estos son precios de modelos militares. Han participado en grandes batallas, guiado a submarinos por el océano y protegido a espías durante la guerra. Así que si alguien del gobierno español está leyendo estas páginas, pensando que sacar a subasta las Enigma españolas les permitirá sacar un montó de pasta para paliar el déficit, háganme caso: NO LO INTENTEN. Aunque se encuentran en magnífico estado, son solamente modelos comerciales, y de donde no hay no se puede sacar.
Eso sí, en el caso de que se lo estén planteando en serio, ofrezco mis servicios de intermediador a cambio de un buen precio para estas Navidades. Teniendo en cuenta la buena publicidad que les he hecho estos últimos años, creo que me he ganado una buena rebaja. ¿No creen? ¿Me oye usted, mi Teniente Coronel? ¿Hola?