¿Afectan los campos magnéticos de las redes wifi a las embarazadas? (spoiler: no)

Por Arturo Quirantes, el 19 diciembre, 2017. Categoría(s): Divulgación ✎ 17
Wifi y embarazadas
Lo mejor de estar embarazada en Corea del Sur: Wifi gratis

Un reciente estudio indica que los campos magnéticos generados por redes wifi o teléfonos móviles pueden aumentar el riesgo de abortos en más de un tercio. ¿Tienen las mujeres embarazadas motivos para estar preocupadas?

La noticia saltó en Informativos Telecinco, y aunque sigo sin tener esa cadena sintonizada (he aquí por qué)  el aviso me llegó por Twitter. Telecinco no se caracteriza precisamente por la profundidad de sus contenidos divulgativos pero en principio eso no es motivo para dudar de su rigor informativo. No, el motivo para dudar de su rigor informativo es que su noticia (aquí) es poco más que una traducción de la original publicada por el diario sensacionalista británico The Sun (aquí).

No he podido evaluar el “paper” hasta ahora, pero hay un artículo en The Register (aquí) que amplía algo de información y que incluye enlace al artículo original, publicado en Nature (aquí). Lo que sigue lo escribo porque creo que es importante contribuir a aclarar las cosas. Demasiados titulares tipo “la wifi es peligrosa y la antena de móvil va a dejar a tus hijos calvos” pululan por ahí como para permitir uno más.

Bajo el título Exposure to magnetic field non-ionizing radiation and the risk of miscarriage: a prostective cohorte study, un grupo del Kaiser Foundation Research Institute de California (EEUU), dirigido por De-Kun-Li, presenta una investigación sobre más de un millar de mujeres que han sufrido abortos espontáneos. La idea es determinar si hay alguna relación con los campos magnéticos de baja intensidad.

Hay quien ha examinado las cifras del artículo, en la que se habla de campos magnéticos con intensidades de miligauss, y ha puesto el grito en el cielo: ¿pero qué efecto puede tener eso frente a campos mucho más intensos? El campo magnético terrestre es del orden de las décimas de gauss, y el producido por un imán de frigorífico es aún mayor.

Eso es irrelevante porque en el estudio no se habla de campos magnéticos constantes en el tiempo, como el de la Tierra o el de un frigorífico, sino de los que han sido producidos por fuentes electromagnéticas y tienen una cierta frecuencia. Es posible que el efecto de un campo fluctuante con el tiempo sea muy distinto del producido por una fuente constante.

Un campo electromagnético se llama así porque tiene una componente eléctrica y una magnética. Ambas componentes vibran con una misma frecuencia característica. La frecuencia de oscilación de los campos EM en las señales wifi o en las de telefonía móvil son del orden de centenares de megahercios, es decir, cientos de millones de oscilaciones por segundo. Si se encontrase un mayor índice de abortos espontáneos para frecuencias similares a las usadas en telefonía móvil o en redes wifi, la situación podría ser preocupante. Extrañamente, el artículo de Nature no habla en ningún momento de frecuencias, una omisión significativa, aunque tampoco menciona los móviles ni las redes wifi. ¿Cómo podríamos saber de qué frecuencias estamos hablando?

El diablo está en los detalles, y los autores mencionan el uso de un medidor de campos magnéticos llamado Emdex Lite. La web del fabricante nos proporciona las especificaciones del instrumento (aquí). Resulta que puede medir campos magnéticos alternos de entre 0,1 y 700 Gauss de intensidad, y de una frecuencia de 40 a 1.000 hercios. Repito: 40 a 1.000 hercios. Eso es un millón de veces inferior a la frecuencia de emisión de wifi y móviles, con lo que estamos hablando de fenómenos muy diferentes. Sería como intentar detectar la luz de una linterna usando una radio FM.

Hasta donde yo sé, lo de las redes wifi se lo han inventado en el diario The Sun. Creo haber mencionado ya que es un medio sensacionalista, y al parecer no dejan que la verdad se interponga en una noticia. Telecinco se lo ha tragado tal cual, y probablemente lo hagan los demás medios informativos que recojan la noticia tal cual sin analizarla lo más mínimo. Telecinco, al menos, ha intentado enlazar el artículo original, cosa que no les ha salido bien, porque el enlace dirige a otro artículo, de otros autores, sobre el efecto de los opiáceos durante el embarazo (seré generoso y no insistiré en este punto).

En lo que respecta al artículo de Nature en sí, cierto es que muestra un aumento en el porcentaje de abortos en presencia de campos magnéticos de baja frecuencia (10-1000 hercios). Casi un millar de mujeres que sufrieron abortos espontáneos fueron divididas en cuatro grupos o cuartiles, según el valor máximo del campo magnético a que estuvieron expuestas. La mayoría de los datos comparan los datos del cuartil menor (campo magnético <2,5 miligauss) con los otros tres, corrigiendo efectos debidos a diversas causas que iban del grupo de edad a la raza pasando por el uso de alcohol y tabaco. La idea era tener en cuenta esos datos para ver si, a pesar de ellos, había mayor número de problemas en presencia de campos magnéticos externos de baja frecuencia.

En principio, los datos asustan. Las mujeres que sufrieron campos magnéticos >2,5 mG sufrieron una tasa de abortos del 24,2%, frente al 10,4% del grupo de control (campo inferior a 2,5 mG). Imagino que alguien en The Sun sumó el 24,2% con el 10,4%, y como eso es del orden de un tercio concluyeron que una mujer tiene un tercio más de probabilidades de perder al feto cuando hay campo magnético por medio.

Esto es un fallo anumérico de los gordos, algo así como decir que la velocidad media de un coche que va a 120 km/h y un camión que viaja a 110 km/h es de 230 km/h. Si hubiesen hecho bien las cuentas el resultado les saldría peor, ya que saltar del 10,4% al 24,2% es un aumento de 24,2/10,4 = 2,33, lo que representa un aumento de más del doble. Más del doble, amigos de Telecinco. Habéis perdido la oportunidad de asombrar con una noticia realmente pavorosa, dantesca y sobrecogedora.

Aun así, precaución amigo lector, porque el estudio tiene cosas raras. La primera es que en todos los casos el campo magnético se midió durante solamente un día, y sólo se tiene en cuenta el valor máximo del campo, no el promedio a lo largo del día. ¿Por qué el valor máximo? Los autores dicen que un estudio anterior, publicado en 2002 (y cuyo investigador principal también era De-Kun Li), indicaba que el valor relevante es el campo máximo en vez del promedio. En efecto, ese estudio muestra que no hay relación entre campo magnético promedio y tasa de abortos, pero que sí la hay cuando la variable escogida es el valor máximo del campo.

Fíjesen en eso. En 2002 buscaron un efecto y no lo encontraron usando el valor medio así que escogieron el valor máximo, que sí lo muestra. Enseguida se plantea la pregunta: ¿el efecto existe realmente o sólo se debe a la elección de variable? Los autores afirmaron que era mejor escoger el campo máximo porque es plausible suponer que hay un umbral, un valor mínimo del campo por encima del cual se da el efecto, y qué bien, sus datos justifican esa elección. Pero del mismo modo se podría argumentar que lo importante es el promedio porque es indicativo del efecto acumulado. Me da la impresión de que escogieron el valor máximo del campo porque apoyaba el efecto que estaban buscando; y cuando hicieron el estudio de 2017 volvieron a utilizarlo.

Segundo problema: ¿por qué limitarse a un día solamente? Las mujeres podrían haber llevado el medidor de campo durante varios días, en situaciones diferentes, pero no fue así. Podrían haber visto qué pasaba tanto en día de semana con en fin de semana, en vacaciones, en muchos ambientes. Lo que sí hicieron los autores es tomar el único día en que hicieron mediciones y dividir los datos en dos clases: días típicos y no típicos. Los datos de los días típicos mostraron un aumento en la peligrosidad de los campos magnéticos.

Lo que nos lleva al tercer problema: ¿qué es un día típico para una embarazada? Según los autores, se les preguntó a las mujeres si sus patrones de actividad (en la cama, en casa, trabajo, viaje) fueron diferentes durante el día de la medición. Esto ya introduce un posible error porque el concepto de “día típico” es muy distinto si estás embarazada que si no, y también varía de un embarazo a otro. ¿Cuenta como típico una revisión en el hospital, ir a las clases de preparación al parto, salir al campo para ver a los suegros, quedarte en cama todo el día porque los riñones te están matando? Si mis recuerdos familiares no me fallan, “día típico” es un concepto muy elástico durante el embarazo.

El detalle es importante porque el estudio de 2017 muestra un fuerte aumento en el riesgo en presencia de campos magnéticos cuando nos centramos en un día típico, pero no hay diferencia alguna en los días no típicos. Parece que en un “día no típico” el campo magnético se toma vacaciones y no actúa.

Podríamos pensar que un día atípico, digamos una salida al campo, implicaría una menor exposición a campos magnéticos y por tanto menor riesgo. Esto resulta muy difícil de creer a la vista de los datos ofrecidos. El artículo de 2002 concluía que el efecto de los campos magnéticos de intensidad considerada relevante (>16 mG) no dependía de la ubicación. La mujer podía quedarse en casa, pasarse el día en cama, ir al trabajo, viajar, daba igual, la probabilidad de aborto crecía de idéntica forma. Eso me plantea la pregunta de que, si todos esos factores son irrelevantes, ¿qué constituye un “día no típico” para los autores del artículo? ¿Un viaje a la Estación Espacial Internacional?

Y vamos con el cuarto problema: la reproducibilidad. Tanto el artículo de 2002 como el de 2017 muestran una relación similar entre causa y efecto: el riesgo de aborto tiende a aumentar con el valor del campo hasta un valor máximo, pero si segimos aumentando el campo llega un punto en que el riesgo, en lugar de seguir creciendo, disminuye. Resulta raro que una mayor dosis de campo magnético no resulte en mayor número de embarazos, pero los datos son los datos.

Ahora bien, en 2002 el riesgo comienza a aumentar cuando la intensidad supera los 16 mG; en 2017 el aumento comienza antes, a los 2,5 mG. De hecho, los datos de 2017 muestran efectos de riesgo que en el artículo de 2002 eran inexistentes. Es decir, los campos magnéticos que en 2002 eran seguros en 2017 resulta que son peligrosos. ¿Qué sucede aquí? Sencillamente que los datos no se reproducen.

Me resulta particularmente hiriente la ausencia de datos sobre el tiempo máximo de exposición a campos magnéticos, y sobre todo, SOBRE TODO, la frecuencia de esos campos. Resulta que nuestras líneas eléctricas son de corriente alterna y producen campos eléctricos y magnéticos a una frecuencia de 50 o 60 hercios, dependiendo del país. En Estados Unidos usan 60 hercios, así que un pico de intensidad de campo a 60 hercios podría indicar una posible causa, o por el contrario, una ausencia de dicho pico resultaría significativa precisamente por su ausencia. No hay nada de información al respecto ni en el nuevo artículo (2017) ni en el antiguo (2002).

En suma, creo que este artículo podía haber resultado mucho más útil pero se ha quedado en un tuit. Demasiado corto, demasiado parco en detalles cruciales, demasiado inconcluyente; lo que no impedirá que los Cárdenas o Pamies de este mundo nos den la matraca denunciando la mafia de las antenas wifi en lugar de explicando bien las cosas. Usted quédese con lo importante: no hay efecto de la radiofrecuencia procedente del móvil o de las redes wifi. Las embarazadas podrán seguir navegando por la red sin peligro.



17 Comentarios

  1. Estimado profe, si no sintonizas TeleCinco desde fines de 2012 te estás perdiendo auténticos noticiones, por ejemplo…

    Criovolcanes en Hawaii !!! 🙂
    http://www.telecinco.es/informativos/internacional/guerra-tierra-forma-lengua-fuego_2_2317380104.html

    Spoiler: La lava a 200 grados Celsius (seamos magnánimos y olvidemos por un momento que los Kelvin también son centígrados) es sólida… o sea… NO ES LAVA.

    Disclaimer: Y no, no es que al texto le falte un cero, el audio del vídeo también dice bien clarito «doscientos grados centígrados». El Cuarto Poder jamás podría incurrir en una incoherencia TAN OBVIA.

    ¡Haga lava en su propia cocina!
    😉

  2. ¿Que tiene de raro estimado Palau?
    Uno se vuelve mico escuchando frases del tipo:

    «El espacio esta a 10 grados bajo cero…»

    o

    «Su ciencia esta a años luz de la nuestra…»

    De verdad, cada dia es mas dificil desactivar el chip de percepcion de la realidad y disfrutar de algo.
    De la ficción politica de los «informativos» ya ni hablo.

    Lo más dificil de ver y oir cosas no esta en la ineptitud de unos becarios que se limitan a trascribir lo que leen y vale. Sino en que la gran mayoria de lo que se trascribe y se traduce se hace con el culo y muuuuuuuuuuuuuuuuchaaaaaaaa ignorancia.

    «En este pais hay mucha farta de ignorancia» Dijo uno, y nos creimos que era broma. Pues parece que se lo esten planteado como una politica de implantación programada.

    Pero bueno, la gente se traga de todo, ¿no?

    A mi, personalmente, y reconozco que es mayoritariamente el chimpance supersticioso del fondo de mi mente — no te rias, tu tambien lo tienes —lo que me intriga y preocupa es que en el ultimo siglo y medio, nos hemos sumergido en una densa sopa de emisiones en el espectro EM y todo tipo de residuos ambientales. Sopa que no existió en la evolucion — ya se, ya se, un platano es radioactivo, me refiero a lo que hemos añadido nosotros al ambiente —. Y no se si eso puede o no puede afectarnos por efecto acumulativo.
    El vino despues de 1.945 empezó a tener particulas radioactivas en el. En todo el vino.
    No pasa nada pero antes no estaba. No es el efecto aisaldo de una cosa lo que me preocupa, sino la suma global de todo.
    Incluso me pregunto si no nos habra afectado ya y muchas de las afecciones que hoy en dia tenemos son fruto de esa exposicion a todo tipo de residuos de la sociedad industrial.
    Del mismo modo que tenemos el cambio climatico, ¿no tendremso otros efecto que aun no conocemos?
    Dicen qu elos niño sahor atienen mas alergias y hay quien afirma que es porqu eexageramos la limpieza y al no estar expuestos a la suciedad no desarrollan defensas.
    Puede ser. O puede ser otra cosa o ser fruto de la cantidad de alergenos artificiales que hay hoy y que antes no había.
    El problema es que no lo sabemos con certeza. Y a veces no queremos saberlo.
    El clifosato — no se como se escribe ahora mismo — seguira siendo utilizado pese a que sabemos que es toxico.

    Ya lo se. El telefono no provoca cancer, el microondas no es «radioactivo» etc.

    Pero, ¿la suma de tooooooodooo no pued etener un efecto? No lo se y porque no lo se, me preocupa. Pero me preocupa mucho mas que nadie lo halla estudiado globalmente.

    Por supuesto, este estudio del cual se difiere que como método abortivo se puede utilizar un iman de nevera en la barriga, es uno de tantos que no valen el papel en que se imprimieron y que solamente sirven para cobrar la beca y justificar el puesto de investigador.

    Pero…

    1. Preocupación legítima que comparto totalmente.

      En cuanto a lo primero, tienes razón, no tiene nada de raro. Si un «informativo» como TeleCinco sigue en el aire es porque tiene audiencia. O sea que el raro soy yo, lo tengo asumido desde hace mucho.

      Pero… de vez en cuando uno tiene que desahogarse 🙂 Dicen que «la letra con humor (vitriólico) entra». Y con suerte alguien podría estar escuchando…
      😉

      Saludos.

      P.D.: ¡Grande NAUKAS!

      1. Raro: Escaso, unico en su clases, dificil de encontrar, fuera de lo comun. /RAE Dixit)

        Los «normalitos» son los que deberian sentirse menospreciados.

        No se a que se refiere usted con lo de humor, yo soy una persona muy seria, y sobretodo me tomo muy en serio el humor.

        Salud y fuerza en al canuto, que dicen los catalales — mi padre , por ejemplo —.

        1. Pues con «humor» me refiero al tono de mis comentarios, que puede no gustar, faltaría más. Pero si se leen «sin buscarle 5 patas al gato», se verá que siempre hay una «seria» conexión con al menos una parte del artículo en cuestión, y que no desentonan mucho con el lema de la casa:

          NAUKAS: Ciencia, escepticismo y HUMOR

          Y con «sin buscarle 5 patas al gato» me refiero a que parece haber un «serio» desfasaje de interpretación literaria aquí. Parecería que has interpretado mi anterior comentario como una especie de alusión personal hacia a ti. A mí que me revisen, esa no fue en absoluto mi intención.

          Si alguien «debería sentirse menospreciado» (tus palabras, no las mías) es quien ha elegido una profesión y no está cumpliendo bien la misión de dicha profesión. Periodistas que estén leyendo esto, por favor tomadlo como una crítica constructiva. Las noticias de carácter científico y/o con detalles técnicos ameritan una rigurosidad «diferente» a las noticias del corazón. ¿Estoy siendo muy duro? No más duro que la patada al hemisferio izquierdo que uno recibe al escuchar/leer cosas como «lava a 200 grados centígrados». Mis disculpas si parece que me estoy ensañando con esa noticia en particular, no es así, es sólo 1 ejemplo de una laaarga «tradición». ¿Queréis ser periodistas o trolls? Pues a ponerse la pilas, señores.

          Pero haya paz, que a lo mejor toda esta tormenta en un vaso de agua es sólo una interpretación errónea mía. Es que honestamente no sé de qué va tu respuesta a mi anterior comentario, por eso estoy intentado entender qué has entendido tú, y de paso estoy intentando despejar posibles malentendidos.

          Cuando digo que soy «raro» no quiero decir que yo sea o me sienta superior o inferior, simplemente diferente.

          Por ejemplo, cuando un informativo sistemáticamente comete errores garrafales en el tipo de noticias que más me interesa… pues hasta la vista, baby. En cambio otras personas siguen en ello porque ciertamente encuentran allí información no errónea en las noticias de su interés. El interés de ellos es diferente al mío, y como ellos son mayoría, lo justo es decir que el diferente, el raro, soy yo.

          Pero ni por asomo soy el único. Todos los asiduos a NAUKAS compartimos la misma rareza: buscamos divulgación científica de calidad, absolutamente seria pese a su ocasional y bienvenido aderezo de humor.

          Y la encontramos, NAUKAS no falla.

          Saludos.

          1. Creo que el humor de mi anterior comentario no ha sido percibido, amigo mio.

            Bueno, vale; ¡Era bromaaaaaa!

            To hay queicirlo, leshe.

          2. Había 3 posibilidades: o era una broma, o un malentendido, o alguien más estaba escribiendo con tu nombre.

            Ante la duda, abrí el paraguas anti-malentendidos. Es que incluso ahora se me sigue escapando la broma, una pena 🙂

            Seguramente el sentido cobra forma si uno está familiarizado con (consciente de todas las sutilezas de) ese refrán catalán, que para mí es nuevo, así de raro soy, jaja.

            Nos seguimos leyendo. Saludos.

  3. La verdad es que no es muy tranquilizador que la frecuencia de los campos estudiados en vez de estar en el rango del wifi lo esten en el de la corriente alterna, que lleva mucha mas potencia…
    Si bien los apuntes que haces sobre las deficiencias del articulo tienen sentido, los indicios son suficientes para que se hagan más estudios de calidad y rapidamente, el impacto que puede tener esto podria ser muy grande. El riesgo es muy grande para dejarlo pasar ( sobre todo si no hay estudios que apunten lo contrario).

    En el peor de los casos, con la electrónica de potencia podriamos pasar a una red en continua si fuera necesario.

    Sobre que el efecto cambie su tendencia a un determinado valor ( produciendose un pico en un valor dado de campo) se podria explicar por la diferencia de comportamiento de las distintas moléculas, orientandose y vibrando de alguna forma que es mas perjudicial, una vez se sigue aumentando la intensidad, estos comportamientos se homogenizan.

    Saludos

    1. Si te fijas verás que en el documento de 1.479 páginas que me enlazas hay matemáticas y conceptos físicos a toneladas, así que sí, sirven. Lee los resúmenes de algunos de ellos y verás que muchos de ellos no muestran efectos debidos a los campos magnéticos, y otros muestran efectos distintos (no necesariamente perjudiciales)

  4. Una crítica al enfoque.

    ¿Por qué se mete usted, en este caso, con el informativo de T5 y no con Nature?

    Con el debido respeto, si yo soy redactor de T5, o cualquier otra, y me topo con un artículo de Nature en cuyo abstract se dice textualmente: «After controlling for multiple other factors, women who were exposed to higher MF levels had 2.72 times the risk of miscarriage (hazard ratio = 2.72, 95% CI: 1.42–5.19) than those with lower MF exposure. The increased risk of miscarriage associated with high MF was consistently observed regardless of the sources of high MF.» Yo abro informativo con él. Sería mi obligación. Estamos hablando de la revista científica más prestigiosa del mundo.

    Por lo demás, profesor, me encanta su analisis aquí, desmontando la patraña del resultado de Nature. Pero insisto, ¿qué hicieron los referees de una de las revistas que más influye en las evaluaciones curriculares? ¿Por qué no hicieron el mismo análisis que usted aquí?

    El problema no es de los informativos (que son pésimos, correcto). El problema es de la ciencia y su sistema de evaluación. Opino…

    Gracias por el trabajo!
    Julio

    1. Tienes algo de razón en lo de Nature. La gran diferencia es que en el paper original no se hablaba para nada de wifi, radiación de móviles ni nada similar. Es Telecinco quien ha pecado no molestándose siquiera en comprobar que la referencia en inglés es de un diario sensacionalista y que el paper no dice lo que se supone que dice. Y recordemos que mucha más gente ve Telecinco que lee Nature en España. Los medios son responsables a la hora de publicar noticias. No todo vale.

  5. Las elaboraciones matemáticas vienen detrás de las observaciones en variables bioquímicas o biológicas ; no son una construcción abstracta desde la que se pueda definir o no un riesgo como pretenden algunos mediante la física . Si has mirado el informe BIoInitiative habrás podido comprobar que son miles las investigaciones que encuentran efectos negativos en presencia de campos electromagnéticos artificiales dentro de los niveles de las normativas , y si has leído las conclusiones o el resumen de la valoración de los expertos que han trabajado en este informe te quedará claro que el tema no se puede despachar a la ligera , porque hay una parte de la comunidad científica que está alertando frente a los riesgos para la salud de las redes y los dispositivos de telecomunicaciones inalámbricas . En este enlace puedes ver la apelación de científicos de todo el mundo pidiendo prudencia https://www.emfscientist.org/

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Por Arturo Quirantes, publicado el 19 diciembre, 2017
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