La prueba del Kobayashi Maru

Por Arturo Quirantes, el 31 octubre, 2014. Categoría(s): Filosofía ✎ 14
Kobayashi Maru esp
Star Trek, en busca de la ética perdida

Fecha estelar 8130.3. La nave estelar Enterprise al mando de la teniente Saavik se encuentra en misión de adiestramiento. De repente recibe una transmisión de emergencia procedente del carguero Kobakahsi Maru, que se encuentra en situación crítica. Las coordenadas sitúan al carguero en la Zona Neutral, una región prohibida para las naves de la Federación. El capitán ha de tomar una decisión difícil: atravesar la Zona Neutral arriesgándose a un ataque klingon, o respetar los tratados y asistir impasible a la muerte de 381 personas y la pérdida de una nave.

El capitán no lo duda: entramos en la Zona Neutral. La Enterprise se prepara para rescatar a los supervivientes… y de repente la señal del Kobayashi Maru se desvanece de sus pantallas. Tres naves klingon aparecen de la nada y atacan de forma despiadada, diezmando a la tripulación. A pesar de los esfuerzos desesperados del capitán y de sus oficiales, la nave resulta totalmente destruida. En ese momento, el almirante James T. Kirk aparece por una puerta y los oficiales del puente de mando resucitan. Resulta que todo forma parte de un ejercicio de entrenamiento, y el Kobayashi Maru no existe realmente.

El Kobayashi Maru, que aparece por primera vez en la película Star Trek II, la ira de Kahn, representa el escenario invencible, y por tanto ha de entenderse una prueba de carácter. El propósito del ejercicio es comprobar cómo reaccionarán los futuros capitanes frente a una situación sin esperanza. «Enfrentarse a la muerte es tan importante como enfrentarse a la vida,» le dice Kirk a la teniente Saavik cuando ésta falla la prueba.

Creo que la prueba del Kobayashi Maru es útil en nuestros días igual que en el siglo XXIII. Vale, es poco probable que nos encontremos frente a una flota klingon, pero tampoco hay que ir tan lejos para encontrar un escenario invencible. Puede ser un jefe que cierra el proyecto en el que llevamos años trabajando, una deuda que nos obliga a cerrar el negocio que sustenta a nuestra familia, un médico que asiste impotente a la agonía de un paciente sin poder hacer nada para evitarlo, un gobierno que se empecina en llevar a cabo un proyecto cuando ya se ha comprobado su falta de viabilidad, un ejército que lucha cuando ya está vencido, una empresa que vuelca millones y más millones en una filial que pierde dinero a chorros.

Sí, el Kobayashi Maru es una contundente prueba de carácter. El problema llega cuando nos damos cuenta de que mucha gente se niega a creer en el escenario invencible. A menos que el puente de mando esté lleno de oficiales muertos y la nave se cruja bajo los golpes de los torpedos klingon, pocas veces tenemos el coraje y la claridad de miras necesario para darnos cuenta de que ha llegado el momento de tirar la toalla. La reacción natural es buscar una solución mágica, y acabamos engañándonos a nosotros mismos, porque esa solución puede que no exista, y si existe puede llegar tarde o resultar demasiado cara.

Un caso típico es el de la persona que va a perder su casa debido a las deudas, sean hipotecarias o de una financiera de esas que te «unifican» las deudas. Enfrentado a lo inevitable, la opción más favorable sería aceptar la realidad del escenario invencible, vender el piso mientras se pueda, pagar las deudas y rehacerse con el dinero restante. Para muchos eso no es una opción válida, sea porque no tienen donde ir o porque «si la vendo ahora le pierdo dinero.» No se dan cuenta de que, cuanto más tiempo pase, más dinero deberán y peor será su situación. Para cuando el propietario cede y decide poner en venta su piso, resulta que las deudas superan el valor de éste. El escenario invencible, que durante todo este tiempo había pensado que no lo era, le cae encima con toda su crudeza, y pocos estamos preparados para un golpe así.

Arrojar dinero malo cuando se ha tirado el bueno es un buen ejemplo de «no creo en el escenario invencible.» Bankia lo hizo, y solamente gracias a una carísima intervención estatal sigue en pie. La Armada se ha gastado más de 2.000 millones de euros en construir un submarino que apenas puede flotar, y aunque se enfrenta a un escenario invencible en las circunstancias actuales (se han pulido el presupuesto de todo el programa de submarinos y no les queda más), seguro que confía en que el Estado acabe apareciendo y salvando la situación en el último momento. Pero para los curritos de a pie como usted y yo, el escenario invencible es justamente eso: invencible. En ese momento nos vemos en la encrucijada que tan soberbiamente describió Rudyard Kipling en su poema If (si):

Si puedes apilar todas tus ganancias y arriesgarlas a una sola jugada; y perder, y empezar de nuevo desde el principio… tuya es la Tierra y todo lo que contiene, y lo que es más, serás un hombre hijo mío.

Por su parte, la teniente Saavik no veía claro el objeto de ese ejercicio. Francamente, yo tampoco. Por muy realista que sea la simulación, los participantes en ella saben que realmente no hay peligro de muerte. Es fácil enfrentarse al escenario invencible cuando lo peor que te puede pasar es que tengas que darle al botón de reset e intentarlo otra vez.

En mi opinión, existe una segunda prueba de carácter en el escenario del Kobayashi Maru: los cadetes han de enfrentarse al dilema previo de si irán o no en ayuda del carguero en peligro. Si no lo hacen, asistirán a la muerte de casi cuatrocientos tripulantes sabiendo que podían haberlo evitado; si deciden cruzar la Zona Neutral violando las órdenes, se enfrentan a la posibilidad de una emboscada, por no hablar de una guerra a gran escala contra los klingon. El aspirante a capitán se enfrenta a la dicotomía entre la lealtad a los compañeros y la obediencia a las órdenes, la humanidad y la disciplina, el beneficio a corto plazo y el perjuicio a largo plazo.

El modo en que se plantea el escenario del Kobayashi Maru induce a pensar que la prueba es el comportamiento frente a una situación invencible, no la decisión de actuar o abstenerse. Da la impresión de que Flota Estelar ya tiene asumido que cualquier cadete que se precie escogerá invadir la Zona Neutral y al diablo con las consecuencias. Con una oficialidad tan pendenciera e inconformista, creo que la Federación se va a hacer enemigos hasta en la sopa.

Por otro lado, imbuir a los cadetes el espíritu de grupo, la lealtad a los compañeros, el «nadie se queda atrás, nos apoyamos unos a otros pase lo que pase» es una actitud que da cohesión y esprit de corps a un grupo militar. Lo usaron los Tercios de Frandes, la Legión Extranjera y los Marines USA, así que debe servir de algo; y considerando la larguísima lista de veces en las que el capitán Kirk se salta a la torera las normas y se alza con la victoria, puede que la táctica de «con nuestros compañeros, con razón o sin ella» puede serle útil a la Federación para entrenar a sus oficiales.

Es curioso observar que en la nueva Star Trek (la de 2009) se han cargado ese dilema moral. En esta ocasión, el cadete Kirk recibe del mando de la Flota Estelar la orden de rescatar al Kobayashi Maru. Es una lástima, y me da la impresión de que lo hicieron para simplificar la situación y atraer la atención hacia el dilema del escenario invencible.

El Kobayashi Maru fue un hueso duro de roer para todos los cadetes de la Academia de Flota Estelar, con una excepción: James Kirk. ¿Cómo lo consiguió? Ciertamente, no aprovechó sus conocimientos de la Academia. No luchó mejor, no usó tácticas más eficaces y no llenó de temor los corazones de sus atacantes. Se limitó a reprogramar la simulación. Es decir, Kirk hizo trampa.

Seguro que si entra usted en foros sobre Star Trek encontrará usted bandos enfrentados sobre si era válido que Kirk trampease el sistema o no. Depende de lo que usted considere que significa pasar la prueba. Si eso significa asistir impasible frente a la muerte, obviamente falló; pero si se trata de rescatar a la tripulación del Kobayashi Maru y volver a territorio de la Federación, hemos de reconocer que cumplió con creces. Pero eso me parece irrelevante frente a la cuestión principal: ¿hacer trampas es ética o moralmente válido?

Basta ve cualquier informativo de televisión para darse cuenta de que hacer trampas es eficaz, al menos hasta que te pillen, pero hasta ese momento resulta útil para mejorar la propia situación. Un oficial puede engañar al enemigo de muchas formas, y no todas las consideramos éticas. ¿Vale usar tanques de plástico para engañar al enemigo sobre las propias fuerzas? Imagino que usted y yo diríamos que sí. ¿Y usar ambulancias para transportar municiones? Eso ya es más dudoso. ¿Torturar a soldados enemigos capturados para que revelen la posición de sus fuerzas? ¿Envenenar los pozos de agua? ¿Asesinar a civiles y culpar al otro bando?

En algún lugar habrá que fijar un límite, aun cuando sean los impuestos por el propio interés. Usar tanques de plástico es algo que no perjudica a nadie, y se considera una táctica de guerra adecuada. Usar ambulancias para transportar municiones resulta útil para abastecer a nuestras fuerzas con menos riesgo, pero cuando el enemigo se entere atacará nuestras ambulancias, incluidas las que transportan a nuestros heridos. Por eso una prohibición de atacar ambulancias redundará en beneficios de todos, y transgredir esa norma significará un perjuicio superior al beneficio potencial. Las normas están hechas para romperse, reza el dicho, pero se precisa tener sólidos principios éticos para calibrar cuándo romper las reglas es una estrategia conveniente.

Usar una táctica que no está reconocida por las normas puede ser incluso deseable cuando son otros los que han impuesto esas normas. Cuando aceptamos una elección con dos opciones, como si fuesen las únicas posibles, estamos cayendo en lo que se conoce con el nombre de falacia de tercio excluso. Un padre que desee que su hija se vaya a la cama le dará a escoger si prefiere irse a dormir con el osito de peluche con la muñeca; en ambos casos, la niña «escoge» ir a la cama, ¿verdad?. Claro que cuando crezca, si la chica es una buena detectora de falacias, le podrá devolver la pelota a papi: «Me voy con mis amigas, ¿prefieres que vuelva de la fiesta a la una o a las dos?»

Si quiere leer otro interesante ejemplo sobre la falacia de tercio excluso, le recomiendo el artículo Spiderman y la falacia del tercio excluso. Como físico, no creo que la solución de Spiderman sea válida, pero el argumento básico es válido. Nosotros también estamos sujetos a falacias de este tipo; y si no, que se lo digan a los de Podemos, que está triunfando gracias a su habilidad en romper la falacia de «PP o PSOE, no hay otra opción.» Al reprogramar el simulador, Kirk se negó a aceptar la partida tal y como se le presentaba. Planteó una tercera vía de acción para zafarse de la falacia de tercio excluso y salió técnicamente victorioso.

A un precio: nunca se enfrentó al escenario invencible. Esa laguna en su aprendizaje le pasó factura en Star Trek II [Alerta: a partir de aquí, spoilers]. En su primer enfrentamiento con Kahn, un confiado Kirk se deja sorprender y como resultado es derrotado ante una fuerza inferior. Lo único que puede hacer es ofrecer su rendición, en un intento desesperado de ganar algo de tiempo, y sólo un afortunado truco le permite escapar. Sus hombres mueren, su nave está dañada, él mismo está entre la espada y la pared, pero sigue obstinándose en afirmar que no cree en el escenario invencible, con argumentos infantiles tipo «no me gusta perder.» Pero el caso es que nunca se enfrentó a la muerte, y se nota. Finalmente, Kirk reconoce la verdad:

Es posible. No me he enfrentado a la muerte. La he engañado. Me he apartado de su camino y me ha dado palmaditas en el hombro por su astucia. Pero no sé nada.

Kirk sigue vivo porque alguien se enfrentó a la muerte en su lugar. Poco antes, el señor Spock sacrificó su vida para poner la nave a salvo. Resulta difícil encontrar una pareja más diferente. Kirk se creía invencible, y no sabía enfrentarse a la muerte. Spock creía en la lógica, y cuando tuvo que entrar a la zona letal para reparar la nave, lo hizo sin vacilación. Sus últimas palabras desvelan la actitud de alguien que se comprendió y superó la prueba de carácter del Kobayashi Maru:

¿La nave está fuera de peligro? No se enoje, almirante. Es lógico. El bienestar de la mayoría supera (al bienestar de la minoría). O al de uno solo. Yo nunca hice la prueba del Kobayashi Maru hasta ahora. ¿Qué opina de mi solución? He sido y siempre seré su amigo. Que viva largo tiempo y prósperamente.

¿Estará usted, lector, a la altura cuando llegue el momento? ¿Lo estaré yo?



14 Comentarios

  1. Bueno, estamos ante una película, con un guión hecho por personas que se dedican a hilvanar historias que enciendan la imaginación de los espectadores, no para mostrarnos hechos realistas.

    Como simulación es eso… una simulación, los participantes lo saben, no es algo realista (aunque cosas mas estúpidas se hacen a diario en empresas en todo el mundo).

    Con todo, un par de reflexiones: Una es que el estratega brillante, el peor enemigo que puedes tener no es el que usa la lógica de forma sistemática y sigue las normas del libro… es el que te ataca por donde menos te lo esperas, cuando menos te lo esperas. La «solución Kirk» desde luego no es lógica, ni siquiera legal, pero muestra la capacidad, o al menos la voluntad de torcer hasta donde haga falta la situación para conseguir una victoria. No esta victoria en particular, que es una simulación amañada, sino la imaginación, voluntad y recursos para hacer lo que a nadie se le había ocurrido antes. Un jugador de ajedrez que haya memorizado los manuales de los grandes maestros sin duda será un enemigo formidable, pero ni de lejos tan peligroso como un auténtico maestro capaz de sacarse del sombrero una táctica nunca vista antes que nos derrote.

    La otra reflexión es sobre lo que aquí se denomina «espíritu de corps»… por supuesto, existe y debe de existir.

    Ya es complicado coger a un civil, despojarle de sus instintos de supervivencia mas básicos y contarle un montón de tonterías con la esperanza de que vaya a jugarse la vida en nombre de una serie de valores que normalmente solo esconden detrás ambiciones monetarias por parte de los lideres de su nación (o estratégicas, territoriales o incluso religiosas, al final todo se reduce a poder y dinero), si a los grupos de soldados no les haces creer que en caso de peligro, no lo dejarán tirado como una colilla, difícil veo que salte alegremente de la trinchera calando bayoneta. Con la excepción de grupos suicidas, o das a la gente una sensación de pertenencia a grupo y una «garantía» de que en caso de que lo pase mal, irán a socorrerle (aunque no sea cierto) dificilmente va a ir con mucho entusiasmo a jugarse el cuello.

  2. El Antiguo Testamento también tiene su Kobayashi Maru: las pruebas del Santo Job. Finalmente, y espero no hacerle spoiler a nadie con esto, la situación se resuelve al más puro estilo Kirk, es decir, que Dios reprograma la simulación y pelillos a la mar.

    Y lo voy a dejar ahí, aunque veo que este comentario hace más agua que una patera sobrecargada.

  3. Dos reflexiones de dos militares americanos, para complementar al Kobayashi Maru.

    «It is a human inclination to hope things will work out, despite evidence or doubt to the contrary. A successful manager must resist this temptation. This is particularly hard if one has invested much time and energy on a project and thus has come to feel possessive about it. Although it is not easy to admit what a person once thought correct now appears to be wrong, one must discipline himself to face the facts objectively and make the necessary changes — regardless of the consequences to himself. The man in charge must personally set the example in this respect. He must be able, in effect, to «kill his own child» if necessary and must require his subordinates to do likewise.»

    Hyman G Rickover.

    Del que nadie que haya trabajado en proyectos de ingeniería debe dejar de leer su articulo de 1953 «Paper reactors, Real reactors». M-A-G-N-Í-F-I-C-O
    http://ecolo.org/documents/documents_in_english/Rickover.pdf

    Y la paradoja Stockdale.

    «Debes conservar la fé en que al final prevalecerás pese a las dificultades.
    Y al mismo tiempo…
    Debes confrontar los hechos más brutales de tu realidad actual, sean los que sean.»

    http://www.ndoherty.com/la-paradoja-de-stockdale/

  4. Una nota interesante sobre los alcances éticos del ejercicio del Kobayashi Maru. En los mundillos donde todos es gris y nada es blanco ni negro, el ejercicio se puede ver de otra manera. Les dejo una entrada en inglés del experto Bruce Schneier sobre la aplicación al tema de ciberseguridad.

    Teaching the Security Mindset

    Soy más del tipo de no llevar los dilemas éticos hasta los extremos y problablemente no haría trampa en un escenario como el planteado en el enlace de arriba. Gracias por la reflexión.

  5. «Kirk hizo trampas», sí, es de todos sabido que hizo trampas, relamnete ya lo decían en La Ira de Khan, cuando Saavik pregunta cómo le fue en la prueba al capitán Kirk, ya nos lo dicen, Kirk hizo trampas.

    Andar con que si es correcto que en la nueva película hiciera trampas por no-se-que moral no tiene sentido, tenía que hacer trampas poruqe ya había dicho que las había hecho, tenía que tener una manzana en la mano, porque en La Ira de Khan aparecía con una amnzana enla mano cuando se hacía referncia al Kobayashi Maru.

    Y con respecto al final de Star Trek Into de Darkness, es un giño, otro más a La Ira de Kahjn, ya que en el último cuarto de la película Spock y Kirk invierten sus papeles con respecto a la película original. Otro guiño para los auténticos aficionados.

    Porque las nuevas películas de Star Trek no son sino un homenaje a los aficionados de Star Trek, y por ello sus guiones estan llenos de escenas y alusiones a las películas casicas y a la serie clásica (seguro que el Klingon que aparece en Into de Darkness, en el guión, aparece como bisabuelo de Worf). Y andar mirando los tres pies al gato en una cuestión que es márketing y homenaje, sobre si se ha enfrentado o no a la muerte… nos olvidamos que sí se enfrentó a la muertte, en el bar, en la primera de Abrams, cuando realmente iba buscando la muerte, metiéndose en peleas contra tipos que eran varias veces más grandes que él.

    Kirk no es que no crea en el escenario imposible, sino que cree que con planificacion todo es posible («los minutos se vuelven horas y las horas días… tardaré dos días en reparar la nave»)

    1. Correcto. Kirk cree que todo tiene una solución, solamente hay que encontrarla y no resignarse. Él piensa que aquel que creó la prueba del Kobayashi Maru es simplemente alguien que se da por vencido y que por tanto, está equivocado según la filosofía y forma de pensar de Kirk. «Hacer trampa» no es algo malo, es simplemente la solución al Kobayashi Maru, algo que en la película de Abrams saca de sus casillas a Spock porque le han vencido en su prueba invencible, lo que prueba que Kirk ha perseverado en todo momento para intentar pasar dicha prueba sin hacer trampas. En la peli le dice Uhura que lo deje ya, que ya se ha presentado varias veces y que por qué lo intenta una vez más.

    2. Por tu respuesta se ve que no has entendido el artículo. No has entendido el punto ni el objeto del mismo. Lástima, por que es bueno y profundiza.
      Pero claro, eso de profundizar hace doler la cabeza. Así pues tal vez sea mejor darlo todo por sentado o utilizar el criterio de autoridad.
      ¿Para qué pensar? ¿Para qué darle vueltas a las cosas? Comamos la sopa boba y veamos la tele con el cerebro en ‘off’.
      Así va el país…

  6. Si lo miramos sin el dilema ético es un problema de decidibilidad. ¿Cuando y como se puede decidir que un escenario es invencible? En un universo con posibilidades infinitas yo creo que en muchos «escenarios invencibles» siempre existen posibilidades exiguas de tener éxito. La gente se aferra a eso. La pregunta también puede plantearse de otro modo: ¿cuando no aferrarse a esa exigua posiblidad de tener éxito?

  7. Lo lamentable es cuando ciertos políticos copian la estrategia del capitán Kirk para perpetuarse en el poder (ellos o sus sucesores) y te encuentras inmerso en un escenario imposible, en el cual dichos políticos pueden comprar o intimidar a prácticamente cualquiera para que coopere en retorcidos planes que atentan contra tu libertad, tu prosperidad o tu felicidad.

    Entonces, aunque posiblemente ninguno de los que lea este comentario esté facultado para abolir tan execrable forma de dominación, o ni tan siquiera sea capaz de demostrar que se opone a tan detestables prácticas, todavía no hemos sido derrotados, puesto que cada uno podemos aportar nuestro granito de arena contra tan agobiante opresión y, si bien un grano de arena no detiene a la despótica apisonadora del poder político, una gran cantidad de ellos, apiñados y cohesionados con la suficiente consistencia y solidez, alzándose como una montaña ante el avance de esta despiadada maquinaria, si la detendrán.

    Por tanto, nuestra única oportunidad de acabar con esta persistente lacra consiste en colaborar prestando ayuda, por muy escasa que pueda ser, al prójimo oprimido y boicoteando, en la medida de nuestras posibilidades, las pérfidas estratagemas urdidas por los siniestros personajes que detentan este inexorable poder y que no vacilan en ejercer veladamente con los métodos más perversos y destructivos.

  8. Yo tuve mi Kobayashi Maru!! Fui exitoso en los negocios y amasé una fortuna a los 28 años. Solo con pura pericia e intuición. Pero en una importación tuve problemas con impuestos y perdí todo mi capital. Con 4 locales y 8 trabajadores lo que me quedaba y las tarjetas se fundieron en dos meses! No solo perdí mi capital sino que me endeudé hasta lo más bajo. Tenía dos alternativas: 1 cerrar los locales escapar y no pagar a los bancos y comenzar denuevo( huir ) o,2 quedarme con un local y trabajar a morir para pagar los bancos y contra pronósticos imposibles lograr levantar mis negocios, sabiendo que la deuda era imposible de pagar. Pues, tome el camino de enfrentar! Y con un local y trabajando con mi padre enfrentamos sin mercadería ni instrumentos y durante 4 años pagar solo intereses infinitos sin ver un puto peso pagando una deuda que jamás se acababa. Hasta que mi hermano menor abrió su negocio y puso mi local a su nombre para evitar embargos de impuestos internos y el banco me comenzó a dar créditos para pagar mi deuda y comprar mercadería! Luego de 6 años he salido adelante más fuerte que nunca! Era imposible lograrlo y así fue; no pude! Ambos caminos eran perder la lucha! Pero, al enfrentar no gané ni logre la solución, sino que él escenarios cambio dando así un resultado distinto de los que habían al principio! Y no los hubiera conocido sin haber enfrentado la incertidumbre de un fracaso anunciado. No siempre existirán escenarios de ganar y perder. Si en ambos se pierde, toma el viaje y descubre cómo Dios va a mover las probabilidades para crearte la salida tercera. Hay que descubrir dónde está ese camino que no habías visto y que traerá denuevo el éxito!!!

  9. Creo que la ética es más situacional que otra cosa , por ejemplo cuando estaba en la universidad en los parciales de física una profesora no dejaba sacar formulas , apuntes , cuadernos libros , ni hablarse con otros compañeros , para física 2 el profesornos dejaba sacar formulas y el de álgebra lineal nos dejaba solos en en el salón y podíamos hacer lo que quisiéramos , en otras palabras lo que para una era trampa , el otro argumentaba que las formulas están en los libros y que si se tenia dudas se consultaban y el tercero decía que en la vida real se veían situaciones que solo se solucionaban trabajando en grupo

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Por Arturo Quirantes, publicado el 31 octubre, 2014
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