El destino de la Fuerza 34

Por Arturo Quirantes, el 16 octubre, 2012. Categoría(s): Criptohistoria

Task Force 342723

Viajemos atrás en el tiempo hasta en octubre de 1944. El general MacArthur se dispone a cumplir su famosa promesa de volver a las Filipinas. Los japoneses, diezmados pero no vencidos, se disponen a impedirlo con todos los medios a su alcance. Para rechazar la inminente invasión norteamericana, la armada japonesa se dividió en tres grupos. La Flota Norte (almirante Ozawa) y la Flota Sur (almirante Nishimura)  se desplegaron al norte y sur de las Filipinas, como cebo para alejar a los grupos navales de Estados Unidos que protegían los flancos Norte/Este (almirante Halsey) y Sur/Oeste (vicealmirante Kinkaid). Una poderosa tercera Flota japonesa (Centro), al mando del almirante Kurita, cruzaría las Filipinas por su zona central, saldría por el Estrecho de San Bernardino y tomaría por sorpresa a las fuerzas de desembarco.

La estrategia japonesa les salió muy cara, pero tuvo éxito: la poderosa Flota Centro llegó a la zona de desembarco, y comenzó a atacar con dureza a la fuerza de invasión estadounidense. El mando norteamericano, para empeorar la situación, estaba separado geográficamente. El almirante Kinkaid, en el sur, estaba a las órdenes de MacArtuhr; Halsey, en el norte, respondía ante el almirante Nimitz, en Hawaii. El propio MacArthur, en sus memorias, atribuiría los fallos de la operación a la división del mando y la falta de enlaces entre las flotas. Cualquiera que fuese el motivo, lo único que los norteamericanos tenían en las inmediaciones de la zona de desembarco era la Séptima Flota, una débil fuerza de destructores y escoltas.

Imaginen ahora el dilema que se le planteó al almirante Halsey. No había sido informado de los problemas en San Bernardino por fallos en las comunicaciones. Las fuerzas navales bajo su mando habían hundido ya cuatro portaaviones de la Flota Norte de Ozawa, y otros catorce buques estarían pronto al alcance de los cañones norteamericanos. Era una oportunidad de oro. Pero las llamadas de auxilio por parte de las débiles fuerzas que defendían las playas de desembarco eran cada vez más acuciantes. ¿Qué hacer? ¿Dar la vuelta para socorrer a los hombres que sus barcos debían estar protegiendo, aun a riesgo de llegar tarde? ¿Continuar la misión y terminar la destrucción de la Flota Norte?

Mientras Halsey se preguntaba qué hacer, su superior el almirante Nimitz, a cinco mil kilómetros de distancia, le envió un mensaje preguntando dónde se hallaba en esos momentos la fuerza naval que debía estar protegiendo la salida del estrecho de San Bernardino. Su nombre era Task Force 34, que se puede traducir como «fuerza de combate» o «fuerza de tareas», y englobaba la mayor parte de los acorazados y cruceros de Halsey.

Y es aquí donde el gran error hace su aparición. Tres horas después de que las primeras llamadas de auxilio llegasen al almirante Halsey, Nimitz envió el siguiente mensaje, que incluyo aquí en su forma original:

TURKEY TROTS TO WATER GG FROM CINCPAC ACTION COM THIRD FLEET INFO COMINCH CTF SEVENTY-SEVEN X WHERE IS RPT WHERE IS TASK FORCE THIRTY FOUR RR THE WORLD WONDERS

Que puede traducirse aproximadamente así:

a)     Relleno inicial: Pavo Trota al Agua

b)    Indicador de comienzo del mensaje: GG

c)     Destinatarios: de CINCPAC [Comandante en Jefe del Pacífico] Acción Com [para acción del Comandante] Tercera Flota Info [para Información de] COMINCH [Comandante en jefe de la Armada] CFT 77 [Fuerza Combinada de Combate 77]

d)    Separador: X

e)     Mensaje: Dónde está RPT [repito] dónde está la Fuerza de Combate 34

f)     Indicador de fin del mensaje: XX

g)    Relleno final: The World Wonders

Según cuenta David Kahn en su Codebreakers, el cifrador de Pearl Harbor introdujo una frase que “le saltó a la mente,” en violación de la regla según la cual el relleno final debía ser totalmente ajeno al mensaje. Hay quien afirma que se trataba de una alusión al famoso poema de Alfred Tennyson La carga de la brigada ligera.

El problema viene de que wonder, como verbo, significa tanto “maravillarse” como “preguntarse,” en función del contexto. En el poema de Tennyson, the world wonders puede traducirse como “el mundo entero se maravilla.” Pero una traducción más literal puede convertirlo en “el mundo se pregunta” o, con algo más de estilo literario, “se pregunta todo el mundo.” De modo que, cuando el mensaje llegó al destinatario, el descifrador eliminó correctamente el relleno inicial, pero decidió dejar el relleno final, temeroso de que tal vez fuese parte del mensaje. De esta forma, Halsey leyó: “¿Dónde está, repito, dónde está la Fuerza de Combate 34? Se pregunta todo el mundo.”

Pónganse ahora en la piel del almirante Halsey. Se encontraba a punto de destruir a la Flota Norte japonesa, los mensajes de socorro procedentes de la débil flota que protegía las playas de invasión eran cada vez más angustiosos, la tensión se podía cortar con un cuchillo … y, de repente, recibe un mensaje con la coletilla “se pregunta todo el mundo.” Halsey lo consideró como un insulto a su honor. Tenía al enemigo a punto de caramelo, ¡y alguien a medio mundo de distancia le reprochaba haber dejado su puesto de guardia! Según cuenta el propio almirante Halsey,

«Me quedé de piedra, como si me hubieran abofeteado. El papel temblaba en mis manos. Me quité la gorra, la arrojé sobre la cubierta y grité algo que me avergüenza recordar … estaba tan furioso que no podía ni hablar.”

Humillado y furioso, dio la orden de girar al sur. La flota japonesa, a apenas sesenta kilómetros de los cañones norteamericanos, escapó del mismo destino que había convertido en chatarra la Flota Sur ¿Habría actuado Halsey igual de no haber tenido su juicio nublado por la ira? Quién sabe. El sabía que su Tercera Flota llegaría demasiado tarde para socorrer a los soldados de MacArthur, pero su orgullo herido le impedía tomar otra decisión: Halsey dio la vuelta y dejó escapar al almirante Ozawa y los restos de su flota.

Como se esperaba, llegó demasiado tarde para intervenir en la batalla entre la Séptima Flota norteamericana y la Flota Centro de Kurita. Afortunadamente para los norteamericanos, Kurita fue incapaz de aprovechar el éxito táctico que tenía en bandeja, y tras sufrir fuertes pérdidas se retiró por el estrecho de San Bernardino, sin que los buques de Halsey pudiesen impedírselo.

Quizá la mayor víctima del “fallo de relleno” fue el orgullo del almirante Halsey. Como el propio Halsey diría posteriormente «perdí la oportunidad con la que soñé desde mis días como cadete«. Nada de duelo a cañonazos, nada de hundir una poderosa flota a la antigua usanza. Dos grandes acorazados convertidos y una docena de unidades de superficie (destructores y cruceros) consiguieron escapar de las garras de Halsey, cuya decisión de marchar al sur le valió solamente el hundimiento de dos cruceros ligeros y un destructor enemigos.

La flota de Ozawa constituía una fuerza poderosa sobre el papel, pero casi inerme, ya que apenas disponía de combustible, municiones o aviones. La misión de Ozawa era engañar a Halsey y atraerlo lo más lejos posible del alcance de la flota centro, y lo consiguió. La batalla del Golfo de Leyte constituyó una aplastante victoria norteamericana. En cuanto a la Flota Norte japonesa, su supervivencia tuvo escasa relevancia. Después de las batallas aeronavales de octubre de 1944, la flota japonesa perdió prácticamente cualquier posibilidad de efectuar operaciones a gran escala. Incluso con los restos de la Flota Norte, el destino del imperio japonés estaba sellado.



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Por Arturo Quirantes, publicado el 16 octubre, 2012
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