Cómo el chasquido de Thanos me ha destrozado la vida

Por Arturo Quirantes, el 20 mayo, 2019. Categoría(s): Física de Película • Humor ✎ 1
¿Sindrome del superviviente? No en este Universo

[ACTUALIZACIÓN 24/5/2019. Creo que, por error, he borrado los comentarios de esta entrada hasta hoy viernes. Lamento mucho el fallo. Por favor, volved a subirlos si queréis, no se trata de censura ni nada parecido, sólo un día empanado por mi parte]

[ALERTA SPOILER: Si no has visto la peli Vengadores: Infinity War, ya puedes dejar de leer. O sigue, pero en ese caso declino toda responsabilidad. Advertido quedas]

Ya sabréis todos lo que Thanos ha hecho con el Universo. Seis piedras del infinito le permiten dar un chasquido con los dedos y pedir un deseo. Y lo que pide el tío no es más que una minucia: matar a la mitad de los seres inteligentes del Universo. El propósito de semejante holocausto es disminuir la presión sobre los recursos naturales.

El chasquido de Thanos tiene un nombre oficial en inglés: decimation. En español se puede traducir como decimación, o diezmado, a falta de otra mejor (la RAE aún no la incluye). Supuestamente viene del verbo diezmar. El concepto viene de la decimatio, esa método de resolución de conflictos consistente en ejecutar a uno de cada diez soldados. La costumbre viene de tiempos del imperio romano, donde no se andaban con chiquitas a la hora de disciplinar las legiones en casos extremos.

En términos estrictos, por tanto, el diezmado de Thanos sería un “dosado” porque elimina a uno de cada dos. Aun así, la RAE admite diezmar como “causar una gran mortandad en un país [en caso de una enfermedad, guerra, hambre, concierto de Justin Bieber, etc)”, así que técnicamente es válido. La Real Academos no contradice al universo Marvel en este punto.

Ha habido diversos comentarios sobre cómo el chasquido nos afectaría a nivel planetario. Por ejemplo, el físico Justin Christensen de la UCLA ha comentado a Fandom algunos detalles. En lo que sigue voy a suponer que solamente muere la mitad de los humanos y no, como apuntan por ahí, la mitad de toda la vida (no porque no sea interesante, sino porque quiero simplificar un poco).

Según Christensen, la Tierra perdería realmente a más de la mitad de la población, ya que hay que incluir las muertes inmediatas derivadas de la desaparición de ciertos trabajadores en puestos vitales, como pilotos de aviones, controladores aéreos, conductores, etc. La cifra de muertes accidentales no aumentaría significativamente en términos relativos (hablamos de un 0,3% de la población), pero la pérdida de trabajadores cualificados se haría sentir en general. Tendríamos sólo la mitad de los médicos, enfermeros, científicos, políticos (bueno, de eso último podemos arreglarnos con la mitad). Se tardan muchos años en formar a un personal que desaparecería en un chasquido.

Podríamos pensar que, puesto que también la población se ha reducido a la mitad, va una cosa por la otra. Pues no. Incluso los trabajos de menor cualificación se verán afectados. Por ejemplo, si los dos Mercadonas de mi barrio han sido chasqueados, el dueño puede ubicar a los trabadores supervivientes en uno sólo. ¿Pero qué hacemos con el suministro de agua potable? Granada se ha quedado con la mitad de los trabajadores esenciales, y Málaga también. ¿Vamos a dejar ambas ciudades mal atendidas? ¿Sacrificaremos una para salvar a la otra? Mantener una infraestructura de carreteras, electricidad, agua potable, comunicaciones, todo con la mitad del personal va a ser poco menos que inviable.

Peor lo tendremos en el sector de trabajos cualificados. En un mundo post-chasquido que necesita atención médica urgente habrá que apañarse con menos médicos, que tendrán que priorizar los recursos disponibles. Los que tengáis enfermedades crónicas, como un cáncer o un alzheimer, lo lleváis claro, porque incluso si habéis sobrevivido puede que vuestro médico, anestesista o fisio no lo haya hecho. A medio plazo, la pérdida de personal en infraestructuras vitales conllevará la aparición de enfermedades como el cólera y la desnutrición.

Pero soy un pedazo de egoísta. ¿Qué va a significar eso en mi vida profesional? Vaya, pues me alegro que me haga esa pregunta. Soy profesor universitario, y si bien la mitad de compañeros han desaparecido también pasará lo mismo con la mitad de mis alumnos. Los profes supervivientes tendremos que combinar grupos de alumnos. ¿Pero y las asignaturas de un solo grupo? Esas son las más difíciles, porque suele tratarse de alumnos en los últimos cursos de carrera. La única opción es que un profesor se prepare para dar dos asignaturas, y eso requiere preparación previa. Nos espera una buena temporada de preparar nuevas clases.

O no, porque me acabo de dar cuenta de una cosa: la gran crisis económica de 2019 ha estallado. Todos esos conciudadanos que han desaparecido nos han dejado algo a cambio: grandes deudas. No están para pagar los plazos del coche, la hipoteca del piso ni los suministros a las empresas. El resultado: empresas que echan el cierre, bancos que quiebran y una crisis económica que dejará en mantillas a la de 1929.

Incluso si el Estado sobrevive y de algún modo me garantiza el salario, las cosas no estarán para tirar cohetes. Tras el chasquido han desparecido la mitad de los contribuyentes del mundo, lo que significa que no sobrará dinero para gastos superfluos. ¿Y saben ustedes cuál es el gasto superfluo número uno en la mente de los políticos? Exacto: la ciencia. Adios a los grandes proyectos como el acelerador de Ginebra, la Estación Espacial Internacional, los reactores de fusión. Adios a todo aquello que no sean resultados inmediatos para arreglar el mundo postapocalíptico que nos deja el tío del guantelete dorado con pedrerías.

Está bien, seamos optimistas por un momento. Thanos nos la ha hecho pasar canutas, pero ya está hecho. Ahora podemos dedicarnos a la tarea de mejorar nuestro mundo ¿no? Hmmm… sólo en parte. Porque resulta que todo ese CO2 que hemos lanzado al alre permanecerá ahí durante siglos, y no va a desaparecer sólo porque dejemos de quemar combustibles fósiles. Los plásticos seguirán flotando en los océanos, las tierras baldías seguirán siéndolo, la capa de ozono tardará décadas en cerrarse, los vertederos de residuos seguirán en su lugar, las montañas de basura no se moverán solas.

Pueden hacerse muchas críticas a Thanos por sus errores estratégicos y lógicos, pero el problema, según creo yo, yace en un fallo matemático gordo. Resulta que la población mundial va a reponerse, y el aumento es de tipo exponencial. Para entenderlo, vamos a suponer que la civilización humana existe desde hace cinco mil años. Un crecimiento lineal significa que hace 2.500 la población humana era la mitad que ahora. Según eso, sí tendría sentido cargarse a la mitad de la población, ya que de ese modo la Humanidad tardará otros dos milenios y medio en recuperar el nivel actual.

Pero el aumento de la población es de tipo exponencial. Es como el ejemplo del ajedrez. En la primera casilla hay un grano de trigo, en la segunda 2, en la tercera 4, luego 8, 16, 32… en definitiva, cada casilla duplica el contenido de la anterior. Al final, en la casilla 64 hay una cantidad de granos de trigo que hay que medir en trillones; pero además, resulta que esa casilla tiene tantos granos como todas las demás casillas juntas (más uno).

Algo parecido pasa con la gente. Si la población mundial actual se reduce a la mitad, eso equivaldrá a toda la gente que vivía en 1975. Es decir, tardaríamos poco más de cuarenta años en volver a los niveles de población actuales. ¿Thanos ha montado el materile madre para ganar cuarente años? ¿Para qué? ¿Es que piensa repetir el chasquido cada pocas décadas? Incluso si lo hace, nada nos asegura el éxito. Hoy día disponemos de mucho más petróleo, energía en general y recursos minerales que hace cuarenta años, pero no está demostrado que seamos más sensatos, así que nos encontramos con un mundo donde disponemos de más recursos naturales en términos absolutos, y además resulta que en un ¡chas! nuestros recursos naturales por persona se han duplicado de repente. ¿Seremos lo bastante inteligentes para no seguir despilfarrando esos recursos como si no hubiese un mañana? No soy optimista al respecto.

Sí, lo cierto es que Thanos se ha lucido. Toda esa muerte y desolación para volvernos a un nivel poblacional equivalente a 1975, con la diferencia de que estará mucho más envejecida que entonces y el mundo estará mucho más hecho polvo. Lo único que puede salvarnos es que, como aventuran algunos, las víctimas del chasquido no fuesen escogidas al azar. Considerando lo difícil que es generar números aleatorios, quién sabe si los informáticos aprovecharon la oportunidad para volver las probabilidades a su favor. Quizá se salvaron más trabajadores cualificados, o Thanos se cargó a todos los chinos e indios porque le caían mal.

Por desgracia, yo no he sobrevivido. La web http://www.didthanoskill.me/ , que de dice cuál será tu destino, me informa de que que he sido sacrificado por el bien del Universo. ¿Pues sabéis que os digo? Que os den a todos por… chasquido.



1 Comentario

  1. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo un artículo. Me recuerda la época de la adolescencia por su frescura, pero con la confianza que da el saber que su autor tiene un profundo conocimiento de la ciencia y un gran sentido del humor.

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Por Arturo Quirantes, publicado el 20 mayo, 2019
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