Hace algunos días (gracias a Cintia) me encontré con una curiosa historia. En mayo de 2016 un chico escribió una carta a la AAAS (American Association for the Advancement of Science), una organización norteamericana centrada en la promoción de la ciencia. El chico preguntaba si había alguna forma de conseguir unos zapatos para vola. El CEO de la AAAS es de esa gente que piensa que la ocasión la pintan calva, y aprovechó para responder con una carta que combinaba claridad, esperanza y apoyo. Creo que es bueno compartirla con todos vosotros.
Querido científico
¿Puede encontrar una forma de que yo tenga superfuerza para poder volar, o simplemente hacerme volar, o puede hacer unos zapatos para volar y enviármelos para que yo pueda probarlos? Oh, y nunca he hecho una nota para un científico así que esto es del todo nuevo. Sólo quería saber si podía usted hacerlo, que yo creo que sí puede. ¿Puede ser gratis, o puede usted hacerlo por 10 pavos, por favor? Muchas gracias para usted y para mí.
Sinceramente [sin firma]
Rush D. Holt, CEO y Editor Ejecutivo de Ciencia
24 mayo 2016
Querido [],
Muchas gracias por tu carta en la que pides nuestra ayuda para darte superfuerza o crear zapatos para volar.
Desde pájaros hasta aviones, todas las cosas que vuelan necesitan una fuerza para impulsarlos en una dirección dada. Se llama empuje. Para darle empuje a un par de zapatos, necesitarías usar cohetes. No obstante, la parte difícil de crear zapatos-cohete es almacenar suficiente combustible para que dure algo más de unos segundos sin que pesen demasiado. No te conozco, pero creo que eres mucho más pesado que un pájaro y haría falta mucho combustible para propulsarte. Y piensa que también tendrías que llevar combustible para impulsar el combustible de los depósitos. Puede que nos guste disfrutar viendo en el cine a Iron Man volando por el mundo, pero por desgracia aún no hemos conseguido ingeniárnoslas para crear un par que funcione.
Puede que algunas personas te digan que es imposible. Sin embargo, la ciencia convierte lo que una vez se consideró imposible en tecnologías que usamos todos los días, como aviones, smartphones, satélites y técnicas médicas que previenen y curan todo tipo de problemas de salud. La gente que vivió hace 300 años nunca pudo haber imaginado la tecnología que tenemos hoy, ¡y quién sabe lo que la gente tendrá dentro de 300 años!
Ya piensas como un científico, porque haces preguntas. Estoy deseando oír buenas noticias de tu parte, y acerca de tí.
Sinceramente, Rush Holt.
APÉNDICE. La carta del chaval, identificado como Drayden Walker, desencadenó una campaña en la que personas de todo el mundo compartieron sus primeras experiencias con la ciencia y la tecnología bajo los hashtag #ThinkLikeAScientist («piensa como un científico») y #ThinkLikeAnEngineer («piensa como un ingeniero»). Algunos de los miembros de la AASC compartieron su primer contacto con la ciencia y la ingeniería: el Discovery Channel, un lanzamiento del transbordador, un columpio, una mascota, una feria científica del colegio. Mi favorito es el de la chica que, con cinco años, decidió usar aceite de cocina para ver si podía deslizarse más deprisa por el tobogán. Su conclusión: «no lo recomiendo»
¿Y tú, amigo lector? ¿Cuál fue tu primera vez?
Jajaja, muy bueno lo del tobogan, supongo que su idea funcionó a la perfección.
Yo la verdad no recuerdo ese primer contacto, mis recuerdos de cuando era niño son escasos.
Me parece que fue cuando con ocho o nueve años, mirando una dinamo de una vieja bici se me ocurrio que si la conectaba a un motor electrico, este podría generar el mismo la energía que necesitaba para funcionar.
Pase un año desarrollando con chatarra, — era hijo de obrero y no tenia presupuesto como los niños de peli yanqui —, el proyecto, hasta que un dia descubri la termodinamica y supe que no se podia generar mas energia de la consumida.
No de aquella forma y supe porque no funcionaba.
Y mira que me costo encontrar un libro que lo explicara en terminos que yo pudiera enteder con aquella edad.
Aunque claro, si hubiera tenido un cientifico, o simplemente, un buen maestro cerca que me explicara porque no iba a funcionar mi «invento», quizas no me hubiera llevado tanta decepcion y me hubiera interesado por la ciencia de verdad mucho antes.
Pero «Don Paco» estaba mas interesado en pegarnos con la regla de madera y sobre todo al ultimo de la clase…, si, yo.
En fin.
No eres el único.
Recuerdo el barco pirata de Playmobil, éste llevaba una barra de acero en el interior y no era capaz de entender el motivo de llevar ese elemento tan pesado en un barquito de plástico… evidentemente a esa edad desconocía a Arquimedes y las condiciones para el equilibro de buques… esa duda tuvo que dejarme bastante marcado… ahora soy ingeniero naval y para mayor curiosidad trabajo en la experimentación con modelos de buques a escala.
Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. ACC
De 50 a 100 años. Pero casi nada es lineal y hemos asistido al desarrollo juvenil y vivaz de la ciencia. Antes podías descubrir el electrón en el garaje, ahora necesitas manadas de físicos y la mayor y más compleja máquina hecha por el hombre para hallar otro familiar
De todas formas con niñas así será prometedor el porvenir científico 😉
Mi primera vez la recuerdo como si fuera ayer mismo.
Tenia 5 años. Y mi padre me grabo un documental nocturno en Canal + ((justo antes de la codificación de pago ¿Os acordáis?)).
Trataban sobre las misiones APOLLO hacia la Luna. Desde aquel día vivo más en la Luna que en la Tierra =^__^=
Hola Eder, soy Gorka de Aldapas. Hace mucho que no se de tí. Te he buscado en internet para contactar contigo. Podemos tomar algo un día y contarnos nuestras cosas. Un abrazo. Cuídate.