Mi #WomaninSTEM: Mavis Batey

Por Arturo Quirantes, el 11 febrero, 2016. Categoría(s): Ciencia • Cosa de chicas • Criptohistoria
Mavis Batey
Mavis Batey, mi criptoanalista favorita

Hoy jueves 11 de febrero celebramos el Día de la Mujer en Ciencia; más genéricamente, el día de las #WomeninSTEM, en alusión al campo común que los norteamericanos llaman STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (Science, Technology, Engineering and Mathemathic). Mi escogida es una de mis mujeres favoritas de todos los tiempos: Mavis Batey.

No la encontraréis en ningún listado de mujeres científicas. Realmente, no lo era, al menos no al principio. En sus inicios fue una estudiante de clásicos alemanes, y fue su trabajo durante la Segunda Guerra Mundial lo que la convirtió en una heroína STEM. Porque Mavis Batey fue criptoanalista en Bletchley Park, la gran fábrica de ruptura de códigos secretos de Inglaterra.

Mavis, sin proponérselo siquiera, se vio envuelta en una de las mayores aventuras militares de la Historia, y lo hizo con su cerebro y su ingenio. No llegó a convertirse en una Mata Hari, pero sus contribuciones a la victoria aliada fueron valiosas y trascendentes. Y todo en un mundo STEM que desconocía al principio y que acabó dominando como una experta:

CIENCIA. Mavis Batey tardó poco en dominar los elementos del trabajo en ciencia: observación, experimentación, trabajo en equipo, prueba y error, pensamiento lateral, perseverancia, éxito y vuelta a empezar. Su ruptura de los códigos Enigma italianos permitió a la flota inglesa conseguir una brillante victoria en Cabo Matapán, allanando el camino que llevó a El Alamein y demostrando las virtudes de la ciencia aplicada. ¿Cómo lo consiguió? Observando que un mensaje en particular no contenía la letra L y deduciendo (a partir de sus conocimientos sobre la máquina Enigma) que se trataba de un mensaje «dummy.»

TECNOLOGÍA. Su trabajo era la punta de la lanza en el desarrollo de la tecnología criptográfica, parte de una maquinaria bien engrasada. Los criptoanalistas desarrollaban métodos de descifrado, que permitían la ruptura de nuevos mensajes, que proporcionaban información para futuros descifrados y así sucesivamente. Lo que no funcionaba se tiraba, lo que sí funcionaba se potenciaba. Nadie tenía que convencer a Mavis y sus compañeros sobre la importancia del binomio ciencia-tecnología. Se trataba de un ejercicio mental destinado a una tarea concreta, y ellos lo sabían.

INGENIERÍA. La tarea de Bletchley Park esa ingeniería criptográfica a su más alto nivel. Entraban mensajes ilegibles, salían los planes militares alemanes. Las estaciones de interceptación Y captaban los mensajes enemigos cifrados, y eran descifrados en Bletchley Park gracias a técnicas que gente como Mavis ayudó a desarrollar. Inventos como las bombas criptoanalíticas ayudaron enormemente en la tarea, pero eran personas como ella las que determinaban qué debían hacer esas máquinas y cómo hacerlas funcionar.

MATEMÁTICAS. El descifrado de códigos era un arte, pero estaba basado en procedimientos matemáticos. Permutaciones, probabilidades, correlaciones… todo era susceptible de ser utilizado en la tarea. Los matemáticos polacos fueron pioneros en descifrar los mensajes Enigma mediante matemática pura, y gente como Mavis tomó el testigo de forma admirable. Algunas de las técnicas matemáticas desarrolladas durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvieron en secreto durante cincuenta años, tal era su validez.

De algún modo, el trabajo de Mavis Batey fue ignorado por la Historia, tal es así que hoy día se la conoce por su apellido de casada y no por el de soltera (Lever). Pero no crean que se trató de uno de esos casos de ninguneo sexista. Al contrario, yo creo firmemente que Mavis escogió la discreción de forma deliberadamente. Pertenecía a una generación que creía en su país, y para la cual una orden de secreto es algo muy serio. No fue sino a comienzos del siglo XXI cuando, acuciada por los historiadores, aceptó colaborar en una preservación distinta: la del patrimonio inmaterial de Bletchley Park. Participó en una biografía de su jefe e ídolo Dilly Knox, un maestro criptoanalista que ya rompía códigos alemanes en tiempos de la Gran Guerra.

Gracias a gente como ella ahora entendemos muchas cosas sobre la Segunda Guerra Mundial. Desgraciadamente, hay quienes no entienden su trabajo, fundamentalmente personas jóvenes que no vivieron esa época y que se preguntan: si leíamos los códigos alemanes ¿por qué tardamos tanto en ganar la guerra? No entienden que el colosal esfuerzo de descifrado que Mavis Batey ayudó a crear fue clave en la victoria; sin él, la Segunda Guerra Mundial podría haberse extendido hasta 1948, y la propia victoria aliada hubiera estado en tela de juicio.

No importa. Mavis hizo su trabajo y contribuyó al desenlace que ahora todos conocemos. Ella se llevó a casa sus recuerdos, la satisfacción del deber cumplidos… y a su esposo Keith Batey, criptoanalista que también trabajó en Bletchley Park. Tras la guerra, pasó décadas trabajando como funcionaria en el servicio diplomático inglés, y cuando finalmente recibió una condecoración del gobierno británico fue por… la preservación de los jardines históricos de Inglaterra.

Mavis falleció a los 92 años de edad. Fue alguien grande, y su empeño en ocultarse de la luz no hace sino aumentar si grandeza. No quiero olvidarla.

Más información sobre Mavis Batey aquí.



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Por Arturo Quirantes, publicado el 11 febrero, 2016
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