Susurros desde la ISEE-3 (XI)

Por Arturo Quirantes, el 3 septiembre, 2014. Categoría(s): Espacio ✎ 3
ICE
¿Y ahora qué?

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He escrito mucho últimamente sobre la ISEE-3. Mientras os entretenía con el cuaderno de bitácora, este que escribe (y mucho) se ha entretenido en redactar una crónica completa, desde el principio. Quizá por eso no me habéis leído mucho últimamente. Felizmente, el libro ha llegado a buen término. Se titula Hackers del Espacio, y ya está disponible en la Tienda Amazon. Id ahorrando vuestros euros.

Felizmente, el libro ha llegado a buen término. Se titula Hackers del Espacio, y probablemente ya esté subido en la Tienda Amazon. Aún no tengo la referencia completa, pero si hacéis una búsqueda sencilla con mi nombre tendréis la lista completa.

Mientras tanto, vamos a las novedades. Recordaréis que, al final, el equipo de recuperación de la ISEE-3 fracasó en su objetivo de variar la trayectoria de la sonda. Ese fue prácticamente el único fracaso en una cadena asombrosa de éxitos. Hemos visto cómo un grupo de ciudadanos altamente motivados puede realizar labores de exploración espacial que tan sólo pocos años antes eran coto cerrado y exclusivo de las grandes agencias espaciales gubernamentales.

Quedaba pendiente la misión final, el motivo fundamental que impulsó el esfuerzo de recuperación de la ISEE-3: volver a convertirla en una plataforma de estudio científico. A eso se dedican ahora. La particularidad es que, al igual que la financiación y el apoyo ha sido de tipo popular, también la diseminación de datos ha de ser popular. Están trabajando para habilitar una plataforma que permita a cualquiera acceder a todos los datos científicos que la sonda emita a Tierra. Es lo que llaman Misión de Ciencia Ciudadana Interplanetaria (Interplanetary Citizen Science Mission).

En realidad, el concepto de «ciencia ciudadana» es muy conocido en astrofísica. Los astrónomos aficionados (nuevamente quiero decir con ello las personas interesadas en el tema y que actúan por libre al margen de su trabajo remunerado) han realizado contribuciones considerables a la astronomía en campos en los que los profesionales encuentran problemas de índole práctica, como el estudio de meteoros, de estrellas variables, el seguimiento de manchas solares, la astrofotografía, el rastreo de satélites artificiales. el descubrimiento de novas; y esta no es una lista completa.

A algunos parece escocerlesa el término de «ciencia ciudadana» o «ciencia amateur» con que se ha bautizado esta nueva fase del proyecto. Quizá en algunos oídos pueda sonar despectivo, algo así como llamarla «ciencia del populacho.» Yo, por el contrario, como antiguo astrónomo aficionado no creo que algo que lleve la etiqueta de «ciencia aficionada» sea algo necesariamente peyorativo, en absoluto. A fin de cuentas, han conseguido llegar con audacia donde los profesionales fueron incapaces de aventurarse. Eso, señores, es todo un mérito.

El 10 de agosto, y gracias a una iniciativa del grupo de recuperación en colaboración con los Creative Labs de Google, se pudo seguir el sobrevuelo lunar de la ISEE-3 por medio de la web spacecraftforall.com. Durante varias horas se pudo obsevar la posición de la sonda mediante una reconstrucción tridimensional de su trayectoria (recordemos que no dispone de cámaras a bordo) mientras diversos miembros del equipo, incluyendo Dennis Wingo, Keith Cowing y el propio Robert Farquhar, compartían sus experiencias por streaming de video.

A las 20:31:14 (hora peninsular española), la ISEE-3 se acercó a la Luna hasta una distancia mínima de 16.210,98 kilómetros, mucho más lejos de lo que una vuelta a Lagrange L1 hubiera requerido. A partir de ese momento, su nueva órbita le irá alejando lentamente de la Tierra. Gracias a los radiotelescopios de Morehead, Bochum y posiblemente Stanford, tendremos contacto con ella durante meses.

El sobrevuelo lunar cambió la trayectoria de la ISEE-3, particularmente en su plano orbital. Durante muchos años la ISEE-3 siguió una órbita contenida en el plano de la eclíptica (el plano en el que giran la Tierra y los demás planetas en su recorrido alrededor del Sol). La energía cinética proporcionada por la Luna ha enviado la sonda a una nueva órbita que la alejará hasta 3,5 millones de kilómetros de la eclíptica.

En el fondo es buena noticia desde el punto de vista científico, pero va a plantear un serio problema de comunicaciones. La ISEE-3 tiene dos antenas para comunicaciones. Una de ellas, la MGA (Antena de Media Ganancia), no está ahora orientada hacia la Tierra, y eso significa problemas. Afortunadamente, la MGA no emite en una sola dirección sino que, como toda antena, dispersa su energía radiada en diversas direcciones. La zona en la que emite con mayor potencia se denomina lóbulo principal; también radia en otras direcciones (lóbulos secundarios).

Resulta que la orientación de la ISEE-3 tras el sobrevuelo lunar permite que la Tierra capte uno de esos lóbulos secundarios, algo así como ver no el haz de la linterna sino un reflejo interno. Dista mucho de ser la situación ideal, pero permite mantener la comunicación con la sonda, y eso es lo importante.            Los observatorios de la Tierra podrán captarlos hasta finales de 2014, cuando la sonda se encuentre a unos sesenta millones de kilómetros de nosotros. Después de ello, la distancia será demasiado grande para mantener las comunicaciones.

¿Y qué hay del futuro de la ISEE-3? En el año 2021 se acercará a una distancia de 30 millones de kilómetros de la Tierra, pero no volveremos a tenerla en las proximidades de la Tierra hasta agosto de 2029. Para entonces la sonda habrá cumplido los cincuenta años de edad, y la probabilidades de que alguno de sus instrumentos siga funcionando para entonces es remota.

La nueva órbita hará que la sonda, en promedio, se halle a 50 millones de kilómetros más lejos del Sol que hasta ahora. Esto planteará dos dificultades de integridad estructural (la hidracina de los depósitos, muy corrosiva, se congelará y fundirá sin control), y de energía (a mayor distancia, menos luz solar). Sorprenentemente, resulta que la degradación de los paneles solares es mucho menor de lo que se pensaba, así que hay disponible más energía. Los motivos aún se desconocen, pero el resultado es favorable así que no hay motivos de queja. Parece que la veterana sonda espacial está poniendo todo de su parte para ayudar en la misión.

Cuántos instrumentos científicos podrán ser activados y puestos a trabajar es aún materia de debate. Los datos preliminares indican que, de los catorce instrumentos con que cuenta la sonda, al menos cinco están funcionando, y algunos de ellos ya han proporcionado información científica. De los nueve restantes dos han fallado, uno ha sido desconectado por motivos de ahorro de energía, y el estado de los otros seis es desconocido en el momento de escribir estas líneas.

Más allá de la ISEE-3, hay planes, muchos planes. el concepto de operar y controlar una nave espacial mediante ciencia ciudadana ha quedado firmemente establecido. Se han desarrollado métodos de control, radios de software, radiotelescopios para el seguimiento, posicionamiento exacto, demodulación de datos y financiación para poder hackear una sonda espacial. Pero ¿por qué limitarse a una solamente? Hay más naves volando por el espacio.

Una de ellas es la WIND, ubicada en el punto de Lagrange L1 desde 1995 para investigar las condiciones del viento solar y la magnetosfera terrestre. Tanto por su ubicación como por su misión podemos considerarla una heredera de la ISEE-3. Dave Dunham, compañero veterano de fatigas de Farquhar y miembro del equipo ISEE-3 Reboot, ha propuesto la posibilidad de usar técnicas de asistencia gravitatoria lunar para desviarlo hacia un cometa que pasará muy cerca de la Tierra en 2018. ¿Les suena familiar? Es el mismo plan de hackeo para la ISEE-3.

Otro de los proyectos espaciales que podrían ser rescatado del olvido son GALEX (un satélite de exploración en el ultravioleta) y MOST, (un satélite canadiense de observación espacial). Ambos funcionaron perfectamente durante una década y ahora se enfrentan a la jubilación por motivos presupuestarios. Estos son ejemplos de naves de investigación modernas, ubicadas en órbitas cercanas y cuyo único problema es presupuestario, por lo que una operación de recuperación sería mucho más fácil de llevar a cabo con éxito.

Subamos la apuesta. ¿Qué hay de contactar y controlar antiguas sondas espaciales? Ya se está hablando de otros posibles objetivos de hackeo, nada oficial hasta ahora. Los candidatos potenciales incluyen algunas sondas de la serie Pioneer, satélites soviéticos abandonados en órbita baja, quizá la exploradora cometaria Giotto. El equipo ISEE-3 Reboot se centra ahora en procesar y distribuir los datos obtenidos por la ISEE-3 y guarda en secreto los nombres de sus futuras víctimas.

Termino con dos párrafos de mi libro:

«El reciclado espacial que hemos visto en el caso ISEE-3 es una forma eficiente de aprovechar mejor las posibilidades de la flota de naves que el hombre ha enviado a la exploración del cosmos. Al igual que los astrónomos aficionados actúan y unen sus fuerzas para estudiar estrellas variables, la ciencia de cohetes distribuida llevará la exploración del espacio a un nuevo nivel más cercano, más personal, más accesible.

Ese es el espíritu de la exploración espacial ciudadana. Los hackers del espacio lo están haciendo realidad

Feliz hackeo donde sea y cuando sea.



3 Comentarios

  1. Me ha parecido extraordinaria, la bitacora del profe, pero me pareceria fasciante, el nacimiento de nuevos profectos de caracter cientifico, tales como las Pioneer, el tener acceso por parte de la cuidadania cientifico-espacial, que aportaran datos de investigación importantisimos para la ciencia. Mi más sincera enhorabuena a estos… «Cientificos Urbano-Espaciales», me quito el sombrero, chicos. En cuanto al profe, estoy deseando leer su libro. Un saludo.

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Por Arturo Quirantes, publicado el 3 septiembre, 2014
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