La Física de Película y el Principio de la Pitufina

Por Arturo Quirantes, el 9 mayo, 2011. Categoría(s): Cosa de chicas • Física de Película ✎ 19

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Uno de los problemas que en mi Departamento más nos tomamos en serio es el de la igualdad de género.  El número de hombres sigue siendo mayor que el de mujeres, pero cada vez tenemos más chicas en los puestos inferiores: becarios, contratados Ramón y Cajal, etc.  En los escalones más altos, la proporción es menor, lo que creo que se debe a una inercia histórica: hay menos catedráticas ahora porque hace algunos años había menos profesoras, y antes aún había menos becarias.

En general, creo que la cuestión de géneros es algo que vamos dejando atrás.  La directora de mi departamento y la Secretaria de la Universidad son mujeres.  Algunos añitos más, y nos importará tan poco el detalle del género que no le prestaremos la menor atención.

Me pregunto, pues, ¿por qué no sucede así en el cine?

Gracias a la escritora de ciencia Jennifer Ouellette, he descubierto una web donde me han introducido al Principio de la Pitufina.  Es un concepto que introdujo Katha Pollit en un artículo en el New York Times allá por 1991.  Básicamente, viene a describir una situación en la que una obra de ficción tiene una sola mujer entre un elenco casi en su totalidad masculino.  En dicha obra, el protagonista y los demás elementos principales serán hombres.  El nombre del principio viene, por supuesto, de los dibujos animados de Los Pitufos.  Un grupo de pequeños seres azules viven en el bosque.  Un día, aparece una chica pitufa.  Al principio, nadie le hacía caso, pero unos pases mágicos de Papá Pitufo y, zas, se convierte en una atractiva pitufina de pelo rubio largo, pestañas seductoras, tacones altos y cara de pobrecita desvalida. Y ese es todo su cometido: hacer de pitufina Barbie.

El Principio de la Pitufina dicta que el papel del personaje femenino será, en el mejor de los casos, aislado y sin mayor relevancia; en el peor, una mera decoración y una especie de reposo del guerrero. El centro de su mundo tiene que ocupado por los hombres; bien hablando de ellos (las «conversaciones de chicas»), bien dejándose salvar por ellos, bien alabándolos por su valentía y arrojo.  ¿Alguien recuerda qué hacía Olivia salvo dejarse secuestrar por Brutus y gritar «Popeye, sálvame»?

El hombre ha de ser la medida de todas las cosas.  Esto cliché es, por desgracia, tan común, que nos habituamos a él y ni siquiera lo notamos.  ¿Alguien recuerda cuántos caracteres femeninos había en Los Teleñecos?  Solamente uno, Miss Piggy, y aun así su existencia solamente parecía centrarse en perseguir a su enamorado la rana Gustavo y a atizar trompazos cuando alguien le contradecía. Algo así como una sombra, que solamente existe cuando hay luz.  Sin luz, no hay sombra.  Sin machos, no hay mujer.

Un debate sobre el papel de la mujer en el cine sería muy interesante, pero podríamos pasarnos aquí meses y gastar anchos de banda monstruosos debatiendo el tema.  Así que permítanme centrarme en la temática de este blog.  ¿Hay pitufinas en la Física de Película?  Entendamos aquí ese término para describir papeles de personajes femeninos, cuya existencia está solamente justificada en términos de sus compañeros masculinos, o cuyo sometimiento a un personaje masculino fuerte exceda ciertos límites. Me gustaría encontrar personajes de científicos en el cine, caracterizados por mujeres, y que vayan más allá del papel de sombra.  Y, si es posible, que no tenga que pasarse la película recordándonos que son mujeres fuertes y de marcada personalidad (de algún modo, me hace recordar eso de «dime de qué presumes, y te diré de lo que careces»)

Se me ocurren algunos personajes, así a primera vista. Voy a centrarme en ciencias físicas, y que me perdonen biólogos, médicos, etc, pero no puedo abarcarlo todo.  Vamos a comentarlos sin ningún orden en particular, y evaluaré su grado de «pitufinismo» aproximado en lo que respecta exclusivamente al personaje científico.  Es decir, una película puede ser machista y políticamente incorrecta, o contar con pocas mujeres (no buscamos necesariamente la paridad), y a pesar de todo tener personajes científicos femeninos no pitufinos.

Hay algún que otro spoiler, quedáis avisados. Y ahora, sin más dilación, vamos con nuestras pitufinas (o no).

Sigourney Weaver, en Avatar (Grado de pitufinismo: nulo). Si hay una pitufina por excelencia en el cine de ciencia-ficción … Sigourney Weaver se ha situado en el polo opuesto.  Las películas de la serie Alien en las que aparece así lo demuestran.  Es el personaje principal.  Nunca es la jefa, no dirige un escuadrón de soldados y no siempre le hacen caso, pero es la líder clara.  No tiene a ningún hombre al lado para justificar su existencia, ni falta que le hace.  Al contrario, en la serie Alien aparecen hombres y mujeres casi por igual, repartiéndose los papeles en todos los niveles.  De hecho, el jefe de los malos es … la reina Alien.  Pero tampoco eso lo convierte en una saga feminista, ni siquiera femenina.  Hay hombres y mujeres igual que hay blancos y negros, altos y bajos.

En Avatar, Sigourney Weaver interpreta un papel secundario pero fuerte.  Es la científica de la expedición a Pandora, la que sabe lo que pasa en el planeta, la que pone de gilipollas para arriba a los machitos burócratas y a los machotes de gatillo fácil; y a la que le importa un pepino que el administrador sea un idiota chupatintas o una idiota chupatintas.  Contrasta con el resto del elenco, casi exclusivamente masculino.  Los científicos a su mando aceptan su autoridad de modo natural, sin comentarios del tipo «para ser una mujer, lo hace muy bien.»  Sencillamente, lo hace muy bien, punto.

Kate Reid, en La Amenaza de Andrómeda (Grado de pitufinismo: nulo).  Basado en una historia de Michael Crichton, muestra los esfuerzos de un grupo de científicos, encerrados en un laboratorio de alta tecnología y luchando por controlar un virus extraterrestre.  Uno de los personajes femeninos es la doctora Ruth Leavitt.  Se trata de una persona poco atractiva físicamente, que no se queda embobada por ninguno de sus homólogos masculinos.  Además de ello, es eficiente en su campo, cascarrabias, retraída y tiene que ocultar una epilepsia latente.  No deja de ridiculizar al jefe, y no se corta un pelo en espetarle a cualquiera lo que piensa de él.  En este punto, el espectador deja de olvidarse de que es una mujer, y tiende sencillamente a etiquetarla como el personaje huraño del grupo, del mismo modo que tenemos un líder, un simpático y un pensativo.  Esta película muestra muy bien el modo de trabajo habitual de los científicos (salvo por lo del dispositivo nuclear de autodestrucción), y el detalle de que no muestre a científicas florero le da puntos extra.  Y todo eso en un film de 1971.  Bravo.

– Sharon Stone, en Esfera (Grado de pitufinismo: bajo): Érase una vez un objeto extraño sumergido bajo el mar.  Para investigarlo, reclutan a un equipo de científicos: un psicólogo, un matemático, un astrofísico y un biólogo.  Salvo que no es biólogo, sino bióloga: la doctora Elizabeth Halperin, interpetada por la bella Sharon Stone (quien, si es cierto lo que he leído, tiene un cociente intelectual de superdotada total).  Cada uno de ellos, experto en su campo, tienen que lidiar con lo que parece ser una inteligencia extraterrestre.

En principio, parece que el personaje de Stone tiene cierto nivel de pitufina, pero sólo en apariencia.  El guión incluye una especie de tensión sexual no resuelta entre ella y el psicólogo (Norman Goodman, interpretado por Dustin Hoffman), resultado de un anterior encuentro entre ellos.  Se trata de un asunto entre profesor y alumna, pero no parece que tenga relación con las habilidades científicas de la bióloga.  Ciertamente, se podría hablar de un papel subordinado de Stone, pero también se podría decir lo mismo del papel de Hoffman.  Se trata más bien de un aspecto de las relaciones entre los protagonistas, como el «pique» entre el matemático y el astrofísico por ver quién es el más listo, o la tensión existente entre los científicos y el militar.

En general, creo que, desde el punto de vista científico, la actuación de la doctora Halperin no es mucho más diferente que el de los demás miembros de la expedición.  Cada uno de ellos presenta sus hipótesis, plantea alternativas, muestra sus creencias. La científica tiene sus traumas, sus problemas personales, ¿y quién no?  En general, me parece un personaje bastante creíble, sin llegar a la exageración.

Kim Hunter, en El Planeta de los Simios (Grado de pitufinismo: bajo).  ¿Quién no recuerda a la entrañable doctora Zira?  Una simia capaz de arrancarle un beso al propio Charlton Heston es un personaje excepcional por derecho propio.  Junto con su esposo, forma un matrimonio que se enfrenta al orden imperante, dando la cara para proteger al humano y buscando la dolorosa verdad en una expedición arqueológica.  Posteriormente viajan al mundo humano, donde forman parte fundamental en el origen de los simios inteligentes.  Aunque no tengo las pelis a mano, creo recordar que resultaba, digamos, poco dúctil.  Incluso su propio marido tenía dificultades para convencerla de algo.  Me recuerdan, salvando las distancias, al matrimonio Curie.  Lástima que el resto de la asamblea de simios sea tan machistamente antipitufínico, pero tampoco Heston es un metrosexual que digamos.

Anne Heche, en Volcano (Grado de pitufinismo: bajo). Tommy Lee Jones es Mike Roark, el machote que intenta salvar a la ciudad de Los Ángeles de un volcán, va de machito por la vida.  Pero no tiene reparos en pedir ayuda cuando necesita un científico (ver el post ¡Llamen a un científico!).  A su llamada responde la doctora Amy Barnes, vulcanóloga.  Roark es algo ambivamente sobre la joven y rubia científica.  Al principio acepta los consejos técnicos de sus expertas (la doctora Barnes tiene una ayudante, también chica) pero haciéndose el machito: les prohíbe bajar a las alcantarillas a buscar datos.  Las propias chicas se burlan de él (a sus espaldas, claro) y escenifican un «momento pitufina:»

Ayudante: ¿Qué te ha dicho?

Barnes:  «Oh, es peligroso, esto es un trabajo para hombres y vosotras sois unas niñitas»

Ayudante: Le gustas, se nota

Barnes: ¿Tú crees?

Por supuesto, al final ambas chicas se meten en las alcantarillas, descubren lo que sucede y van cobrando protagonismo. En un momento dado, Barnes imparte órdenes directamente a los bomberos, y acaba dándole instrucciones a Roach, quien la obedece a pies juntillas.  Al final, el hombre de acción se reconoce deudor ante la científica:

Barnes: Bueno, yo habría evacuado a toda la zona Oeste … pero me habría equivocado

Roach: Con usted al mando, hubiéramos sabido esto 24 horas antes.  Ha salvado muchas vidas

En general, Volcano tiene su buena dosis de pitufinismo, ya que la mayoría de los personajes son masculinos y mandones.  Pero tanto la doctora Barnes como la doctora Calder (una cirujana que se pasa media película curando gente) actúan de modo autónomo.  En ambos casos, los (¿las?) personajes comienzan en un estado de subordinación a sus contrapartes hombres, pero acaban saliendo de sus sombras y acaban como caracteres independientes, fuera de sombras masculinas.  En mi opinión, este proceso es una evolución deliberada, y es uno de los elementos que hacen de Volcano una excelente película en muchos aspectos.  Sí, lo sé, la Física es mala (por no hablar de la geología), pero la perfección cuesta.  Casi lo prefiero a Dante´s Peak, donde el vulcanólogo es un guaperas resabidillo y la chica no hace más que seguirle ciegamente a la espera de una cita a solas, ¡y eso que es la alcaldesa!

Nichelle Nichols, en Star Trek (Grado de pitufinismo: variable) La oficial de comunicaciones Uhura, de la Nave Estelar Enterprise, no es precisamente una científica (el señor Spock se pide ese papel), pero en una serie tan friki como esa (y en un blog tan friki como este), no podíamos dejarla al margen.  En los años 60, su papel era toda un desafío al estatus quo, introduciendo a una mujer en el puente de mando, en un puesto de responsabilidad.  Más aún, ¡era negra! Ahora lo llaman afroamericano, pero seguía siendo una revolución en su momento.  Se cuenta que el propio Martin Luther King la animó a permanecer en la serie como modelo positivo para las chicas de color de su época.

En general, su papel es bastante subordinado al de los hombres, quienes se llevan todo el mérito.  De hecho, aparte de ella, solamente salía una mujer más o menos destacada: la ayudante del doctor McCoy (en un papel tan subordinado que hace saltar la escala de pitufinismo).  El resto de la tripulación parecía ser más o menos paritaria, pero las mujeres hacían poco más que pasear por los pasillos con minifaldas que dejaban muy poco a la imaginación.

En este panorama, la teniente Uhura cumplía bien su papel.  Se trataba de un personaje subordinado al macho alfa Kirk (y al vulcaniano alfa Spock), cierto; pero no resultaba más subordinado que el de Chejov, Sulu o el ingeniero Scott.  De hecho, me parecen más creíbles las escenas de Uhura abriendo canales de comunicación que el de Scott perorando sobre los cristales de dilitio o quejándose de que él es ingeniero, no mago.  Uhura era discreta, eficiente y no salivaba cuando aparecía el hombre de sus sueños.

Teniendo en cuenta los valores imperantes en aquella época, Uhura era un personaje con pitufinismo bajo. Al hacer el «reseteo» de la serie de películas con la última Star Trek XI (2009), deberíamos esperar que Uhura y otras mujeres adquirieran papeles mejores, con facetas renovadas.  Por desgracia, parece que la Uhura del siglo XXI es más pitufínica aún que la de medio siglo antes.  Han intentado darle un aspecto de mujer dura, pero sigue siendo tan ignorada como antes, perdida en un mundo de hombres.  Para eso, me quedo ahora y siempre con la Uhura tradicional.

Elizabeth Sue, en El Hombre sin Sombra (Grado de pitufinismo: alto).  Linda McKay es una científica que ayuda a Sebastian Cane (Kevin Bacon) a conseguir un suero de invisibilidad.  Bacon es aquí el verdadero macho alfa.  Controla el proyecto en todos sus aspectos, decide cuándo y cómo se dará publicidad a los resultados, y cuando consigue su objetivo no duda en hacer de todo por mantener el control.  Más aún, aprovecha su invisibilidad para violar a su vecina, acosar sexualmente a Sue e incluso inducirle sueños eróticos.  Al final, ella acaba con la vida de él, en un acto que parece la afirmación de una mujer fuerte pero que, en el fondo, no es más que una justificación de su propia existencia.

Denise Richards, en El Mundo Nunca es Suficiente (Grado de pitufinismo: muy alto). Vale, estamos en una película de James Bond, y no podemos esperar gran cosa.  En ese sentido, la doctora Christmas Jones no defrauda.  La primera visión que tiene Bond de ella no puede ser más sugestiva: Jones se quita el traje antirradiación y muestra una figura femenina enbutida en un top ajustado y unos pantalones muy cortos.  Se le acerca con pasos de modelo en pasarela y saca las uñas.  A partir de ahí, sigue a Bond dondequiera que vaya sin apenas chistar, se autoinvita a cualquier tiroteo, se deja capturar por los malos, y en general cumple todos los tópicos de la chica florero.

En el aspecto meramente científico, se supone que es física nuclear o algo así, pero lo único científico que hace es llevar al cinto una PDA, que al parecer es la versión moderna de la calculadora en el bolsillo de la chaqueta.  Conecta dos cables de un generador, sabe aflojar tornillos y pronunciar la palabra tritio.  Y poco más.

Es que ni siquiera hay un poco de solidaridad de género.  En un momento dado, Jones y Bond se suben a un cachivache para desactivar un arma nuclear.  Se supone que Jones, la chica, es la experta en desactivar chismes de esos.  Pues la jefa de bond (¡jefa!) lo sigue todo a distancia, y murmura: «si hay una oportunidad, por pequeña que sea, Bond lo conseguirá, es nuestro mejor hombre.»  No me extraña que la pobre Christmas Jones esté siempre a la defensiva.

Rachel Welch, en Un Viaje Alucinante (Grado de pitufinismo: muy alto). Basada en una novela homónima de Isaac Asimov, esta película narra la aventura de un grupo de personas que son introducidos en un submarino, reducidos de tamaño e inyectados en el cuerpo de un científico clave para la supervivencia del mundo libre, el estilo de vida occidental y todo eso.  La espectacular y megacurvilínea Cora Peterson (Rachel Welch) da vida a la ayudante del doctor Duval, el cirujano que operará al científico desde el interior.

Creo que no hay que esforzarse mucho por mostrar lo obvio.  La chica es, sencillamente, la ayudante subordinada al doctor, y suspira por su atención.  El general al mando no la quiere porque «no hay puesto para una mujer en este servicio.»  El guaperas intenta ligar con comentarios tan ingeniosos como «está hecha una perfecta ama de casa, ¿también cocina?» En un momento dado, toda la tripulación (masculina) la manosea a base de bien, con la excusa de que está cubierta de anticuerpos.  Finalmente, se trata de Rachel Welch, belleza neumática de la época, que muestra escote más veces que Pamela Anderson.  En defensa del Buen Doctor, hemos de decir que la novela algo menos machista.

Kelly McGillis, en Top Gun (Grado de pitufismo: extremo).  El medidor de pitufismo roza el límite de la escala. Es difícil encontrar una película más machista que Top Gun.  La rubia de turno sirve como pitufina total al macho alfa: le ríe las gracias, le toma el pelo, cae rendida a sus brazos y no parece tener vida propia cuando Tom Cruise no se pasa por su casa.  Lo más divertido es que, al presentarla como experta en táctica, el espectador se entera casi de pasada de que tiene ¡un doctorado en Astrofísica!  Vale, y seguro que el portero de mi comunidad hace doblete los fines de semana como jugador de la NBA.

Y hagamos un pequeño descanso aquí.  Otro día seguimos, que todavía tengo pitufinas en el tintero.



19 Comentarios

  1. Me ha encantado el post.
    Mientras lo leía, me ha venido a la mente Abby Sciuto (Pauley Perrette), la excéntrica científica gótica de la serie «NCIS: Investigación Criminal» 🙂

  2. El código da vinci- Pitufismo Muy alto.

    Se supone que Sophie Neveu, es una criptófaga superinteligente, superculta y que esta super buena….aunque en la película solo se muestra esto ultimo(en la novela ni siquiera eso)

    Lo único que hace a lo largo de la pelicula(Y la novela) es atender a las explicaciones que Robert Langdon y otros hombres le dan.

    Como las trama es una compilación de simplezas contada a prueba de tontos…la pobre Sophie queda a la altura del betum.

    En el colmo de pitufismo, el criptex es resuelto por el machote Robert Langdon.

    Es decir una superexperta en criptologia, no es capaz de resolver este arcaico y simplisimo sistema… en el que para mas humillación la clave es su propio nombre.

  3. Veamos. Creo que las siguientes pueden tener grado variable o medio de pitufinismo.

    Gates McFadden, la oficial médico en STAR TREK: NEXT GENERATION.

    Marina Sirtis, en la misma serie. La betazoide-adivina. Más pitufa que la anterior

    Rene Russo, en EPIDEMIA, epidiemóloga y ex-exposa del protaganista Dustin Hoffman.

    Mary Elizabeth Mastrantonio, en ABBYS, investigadora marina, ex, como la anterior, del protagonista. Creo que con menos pitufinismo. Al Camerón, por lo que se ve, le gustan los personajes femeninos fuertes

    Tia Carrere, en CAZATESOROS. Arqueóloga, una mezcla entre Lara Croft e Indiana Jones. Reparte hostias como panes. Esta tiene un nulo pitufinismo

  4. Genial la entrada.
    A mí se me ocurren la Capitán/Mayor/Teniente/etc Samantha Carter, de Stargate e interpretada por Amanda Tapping, con un nivel de pitufinismo bajísimo y que es física.
    Como contrapunto, Natalie Portman haciendo de «científica» en la película de Thor. Muy pitufina.

  5. Muy interesante y todo sin meternos en otro jaleo, porque en el cultural del ABC de hoy comentan que no se quién ha interpretado que los pitufos eran nazis o algo así,(se que suena inverosímil)
    Un saludo

  6. Tia Carrere, en la serie CAZATESOROS. Arqueóloga mezcla de Lara Croft e Indiana Jones. Nulo pitufinismo.
    Mary Elizabeth Mastrantonio en ABYSS y Rene Russo en EPIDEMIA. Cientificas que tienen que colaborar más o menos forzadas con sus «ex». Bajo.
    Gates McFadden y Marina Sirtis en STAR TREK NEXT GENERATION. La primera oficial médico,casi nulo pitufinismo. Más alto en el caso de la betazoide

  7. Solamente quería hacer una puntualización menor: «Viaje alucinante» no es una versión para el cine de la novela de Asimov, sino que el libro es una novelización de la película. (La novela de Asimov «Viaje alucinante 2», por otro lado, no es una secuela de «Viaje alucinante».)

  8. No recuerdo el nombre del personaje, pero Jodie Foster hace de astrónoma en «Contacto», peli basada en la novela homónima de Carl Sagan. Nivel de pitufinismo totalmente nulo.

  9. He llegado aquí desde el vídeo de «Ciencia y chicas al estilo de la unión europea». Me ha parecido una entrada muy interesante y acertada y me ha ofrecido otra visión. Me interesa el cine y ya había reflexionado acerca del machismo y las mujeres florero en las películas, pero no conocía el Principio de la Pitufina. Vi hace poco la de Alien, el octavo pasajero, y estoy completamente de acuerdo con tu opinión.
    Un saludo desde Granada.

  10. Un apunte, Isaac Asimov novelizo la película por encargo, de hecho hay un ¿prólogo? donde comenta que le encargaron la novelización de la película y que el no habría escrito así la historia.

    Existe otra novela de Asimov: «Viaje Alucinante II» que no es una continuación, se trata de la novela que le hubiera gustado escribir en lugar de «Viaje Alucinante».

    http://es.wikipedia.org/wiki/Viaje_alucinante_%28novela%29
    http://es.wikipedia.org/wiki/Viaje_alucinante_II

    Saludos

  11. Hablando de Star trek, se podría añadir a las mujeres de la «nueva generación», sobre todo a la teniente Tasha y la oficial médico Pulaski, interpretando a una especie de McCoy femenino y uno de mis personajes preferidos precisamente por lo poco que se ciñe al rol de «mujer», lástima que duren tan poco.

  12. En cuanto a StarTrek, todo el pitufinismo que hubiera en las sagas anteriores se compensa con «Voyager», que podría ser calificada de serie feminista: La capitana Katryn Janeway es una mujer muy fuerte, la teniente B’elana Torres es aún más fuerte (en extremo violenta), 7 de 9 es tremendamente intimidante, y el enemigo mayor es… una mujer, la reina Borg. Aunque por ahí anda Kes, que descompone un poco el asunto, pero en fin

  13. La primera visión que tiene Bond de ella no puede ser más sugestiva: Jones se quita el traje antirradiación y muestra una figura femenina enbutida en un top ajustado y unos pantalones muy cortos.

    Entonces, ¿una física nuclear no puede ser a la vez competente en su profesión y ser guapa? Y si toleramos que sea guapa, ¿no puede vestir sexy?

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