¿Te sobra CO2? Tíralo al fondo del océano

Por Arturo Quirantes, el 23 octubre, 2017. Categoría(s): Divulgación ✎ 19
Barril al océano
Si, teniente, esto es lo que respiramos

Una de las soluciones que se proponen para evitar la emisión de más dióxido de carbono a la atmósfera es enterrarlo en formaciones geológicas profundas. Es una forma de luchar contra el cambio climático que se está investigando en la actualidad, y el tiempo dirá si resulta útil. Habitualmente se sugiere usar yacimientos de gas agotados o cuevas profundas, pero hace poco leí una propuesta de lo más original: tirar el CO2 al fondo del océano.

¿Al océano? Cuando lo leí por primera vez, reconozco que me quedé en el titular. Pensé que era una estupidez, porque el agua se mueve y si inyectas CO2 en una parte del océano tardará poco en dispersarse por el mar y acabaría volviendo a la atmósfera. La clave de la idea, según un reciente artículo de Steve Goldthorpe, es depositarlo en estado líquido. Sí, líquido.

En ese momento me perdí. Incluso a grandes profundidades la temperatura no supera los cero grados Celsius, insuficiente para licuar el dióxido de carbono. De hecho, esa sustancia no se licúa, sino que pasa del estado gaseoso al sólido, lo que se conoce como sublimación. Los chicos de efectos especiales del cine lo llaman hielo seco y lo utilizan para crear ambientes tétricos tipo pantano tenebroso ideal para una película de vampiros (de los de Bela Lugosi, no de los crepusculares). Así que si no podemos licuar el CO2 ¿de qué estamos hablando?

Le di un par de vueltas al coco y ahora sé a quién culpar de mi confusión: a mí mismo. Sumido en mi empanada mental matutina no me di cuenta de que hay algo especial en el fondo del océano además de oscuridad y restos de naufragios. Hay presión. Mucha presión. Y eso lo cambia todo.

Estamos muy acostumbrados a hablar de puntos de fusión y ebullición. Calentamos agua en la olla, hacemos hielo en la nevera y vemos mercurio líquido a temperatura ambiente. El dióxido de carbono, lo tenemos claro, es un gas, y necesitamos enfriarlo a -78,5º C. Pero todo eso es a la presión habitual de una atmósfera. Los excursionistas saben que en la cima de una montaña el agua entra en ebullición a menos de cien grados, así que hay que tener cuidado y no extrapolar alegremente las condiciones habituales a lo que suceda a altas o bajas presiones.

Si elevamos la presión atmosférica la tendencia es a que el dióxido de carbono pasa de sólido a gas a una temperatura cada vez más alta. A una presión de unas cinco atmósferas y una temperatura de -56º C tenemos el llamado punto triple, una condición en la que el CO2 coexiste en las tres fases sólida, líquida y gaseosa. Por encima de esa presión el dióxido de carbono pasa de sólido a líquido (a una temperatura de unos -55º C) y luego de líquido a gas a una temperatura que aumenta con la presión.

Cuando la presión llega a las setenta atmósferas, el punto de ebullición del CO2 es de unos 30ºC. Esa presión es la existente a una profundidad de unos 700 metros de agua. Según eso, bastaría con inyectar CO2 a poco menos de un kilómetro para que permaneciese en estado líquido, salvo que se encuentre con una fuente hidrotermal o una corriente de agua caliente. Por supuesto, tendríamos el problema de la acidificación de las aguas circundantes y de su impacto sobre la vida marina, y las presiones de grupos ambientalistas ya dieron al traste con dos proyectos similares en Hawaii y Noruega.

Pero tenemos un as en la manga. Resulta que, a presiones lo bastante grandes, el CO2 líquido es más denso que el agua (compruébelo usted mismo). Eso significa que si lo tiramos al mar a una profundidad lo bastante grande, en estado líquido, caerá hasta el fondo… y se quedará allí. Y si lo arrojamos a una fosa oceánica mejor que mejor, ya que tendremos una enorme presión en una región cerrada de donde el dióxido de carbono líquido, más denso que el agua, no podrá salir. Según eso, no hay más que buscar una buena fosa oceánica, tirar allí nuestros excedentes de dióxido de carbono y adiós al problema del cambio climático.

Esta es la idea que Steve Goldthrope publicó recientemente en la revista Energy Procedia. Según sus cálculos, tan sólo la fosa de Sunda, frente a Indonesia, tiene capacidad de sobra para albergar el CO2 de todas las reservas conocidas de combustibles fósiles. Mayor aún es la fosa de Puerto Rico, a disposición del señor Trump si algún día abre los ojos y decide que dejar que su país sea devastado por un huracán tras otro es una mala idea. Si a China le pillan lejos esas fosas quizá prefiera llegar a un acuerdo con los japoneses, que tienen frente a sus costas la fosa de Ryukyu. Los europeos lo tenemos más difícil, pero podemos apañarnos con una pequeña fosa de casi 5 km de profundidad que hay al sur de Grecia.

Pero antes de que comencemos a construir gasoductos para llevar el CO2 desde las fábricas de la industrializada Europa hasta el Mediterráneo oriental hay que considerar bien la propuesta, y le veo diversas pegas. La primera es que, tal y como reconoce el propio autor, aún falta mucho por conocer incluso en ciencia básica. A la presión y temperatura existentes a varios kilómetros de profundidad, el CO2 líquido es soluble –muy soluble- en agua de mar. Eso significa que no será como agua y aceite, sino que tendremos una capa de CO2 en el fondo, agua salada encima, y una capa mezcla entre ambas de grosor desconocido. Quizá se forme una capa de hidrato de CO2 sólido que impida la mezcla de ambos líquidos, pero es un quizá muy gordo que aún debe ser investigado.

En segundo lugar, tirar CO2 a una fosa abisal será de todo menos bueno para todo bicho viviente que viva por allí, y recientes investigaciones nos dicen que esas zonas tan profundas del océano contienen mucha mayor variedad y cantidad de vida de la que creíamos. No sólo eso, sino que la zona abisal proporciona nutrientes para criaturas que viven por encima, en las zonas batipelágica (1-4 km de profundidad) y mesopelágica (200-1000 metros). Nadie sabe cuáles serían las consecuencias biológicas de un vertido de CO2 líquido en las fosas abisales, y lo único que dice el autor es que hay que investigar a ver qué pasa. Entre líneas, suena como que tampoco son tan extensas las regiones de almacenamiento, y que si se mueren algunos bichos pues oye, qué le vamos a hacer.

Tercer problema: llevar el CO2 a las fosas. El autor aquí me suena un poco a Elon Musk cuando monta uno de sus pollos tipo Hyperloop. Básicamente viene a decir: aquí está la gran idea, ahora que venga otro a ponerla en práctica (¿verdad, Iván?). Goldthorpe hace algunos números y concluye que podríamos utilizar gasoductos con un coste del orden de un euro por tonelada de CO2 almacenado. Según el astrónomo Phil Plait, cada año arrojamos a la atmósfera más de 40.000 millones de toneladas de CO2. Eso nos da una factura global de casi cuarenta mil millones de euros al año. Lo que ya hemos vertido a la atmósfera nos costaría más de un billón de euros, y esto sólo en gastos de transporte y almacenamiento (el coste de extraerlo de la atmósfera va aparte).

Y ojo, que esos datos presuponen un gasoducto de 150 kilómetros de longitud. Para mayores distancias la cosa se complica, y como alternativa se sugiere una flota de buques refrigerados y presurizados (como los actuales metaneros) combinados con una tubería vertical para enviar el CO2 líquido al fondo de la fosa abisal, lo que requiere inyectarlo a alta presión y baja temperatura. Incluso suponiendo economías de escala (cuanto más tuberías hagamos, más baratas saldrán) sólo el coste en energía será enorme, por no hablar de los materiales necesarios y del CO2 adicional que se emitirá a la atmósfera.

Y aquí veo el cuarto problema, quizá el mayor porque no es técnico ni científico sino de actitud: ¿realmente vale la pena dedicar enormes para una empresa así? A fin de cuentas no resolvemos el problema de los gases de invernadero, sólo los escondemos (y antes de que me lo diga usted, lector, tiene razón, hay otros gases que contribuyen al cambio climático y que quedan fuera de este estudio). Si en un futuro ideal el almacenamiento de CO2 en las fosas oceánicas pudiese realmente reducir el efecto invernadero ¿no estamos transmitiendo el mensaje de que podemos seguir quemando combustibles fósiles impunemente? En esencia lo que haríamos es tapar el despilfarro con más despilfarro, y yo creo que la solución pasa por controlar los niveles de CO2 y otros gases mediante otras medidas: aumento de la eficiencia energética, cambio a otras fuentes de energía, cambio de hábitos de consumo. Trae más a cuenta no contaminar ahora que limpiar la porquería luego.

A pesar de todo ello, y aunque considero un sinsentido la solución propuesta por Goldthorpe, debo reconocer que me ha gustado mucho su idea. Un montón. Tal vez sea poco práctica y muy fantasiosa, de acuerdo, pero también me parece audaz, imaginativa, rompedora, loca. ¿Almacenar dióxido de carbono líquido en el fondo del océano? ¡Ni en un millón de años se me hubiera ocurrido! Seguro que hay muchas ideas locas bullendo en mentes inquietas, y una de ellas puede ser la clave para solucionar el gran problema de la emisión de gases de efecto invernadero. Adelante, pues, con las locas ideas, y no tengamos temor en expresarlas.



19 Comentarios

  1. Estimado profesor, se olvida usted de la pega que creo mas importante y peligrosa.

    Es un «y el que venga despues que se apañe como pueda»

    Barrer debajo de alfombras los problemas que generamos y que se basan a lo trumpetista en el tente mientras cobro y que me quiten lo bailado es dejarle a las siguientes generaciones un planeta muerto.

    Todas estas soluciones se basan en poner tiritas para que las consecuencias exploten dentro de cien o quinientos, o los que sea, años en vez de afrontrar los autenticos problemas y ponerles fin ya, aunque sea a costa de terribles sacrificios.

    Cuando oigo a la gente hablar de lo mucho que quieren a sus hijos y lo mucho que les afecta lo mal que pueden pasarlo pero sigeun con el consumismos salvaje o simplemente, te sueltan que vivir en un pueblo con una industria que envenena el aire, la tierra y el suelo es «bueno» porque les da de comer. Me da mucho asco y mucha pena.

    En fin. Yo tambien soy asi, ya estoy viejo y enfermo asi que me da igüal lo que les pase a la generaciones futuras.
    Al planeta y al universo ni siquiera le ahbremso sido un catarro de unas horas.

    1. Exactamente. Ese es el gran problema de la «solución abisal».
      El equivalente a guardar la basura debajo de la alfombra y que el que venga detrás se apañe.
      Además, las incertidumbres asociadas son enormes, y el riesgo potencial en caso de que cambien las condiciones físicas del fondo marino puede ser apocalíptico (literalmente).
      La solución más sensata es la que propone el propio Arturo.
      No obstante, está bien leer ideas imaginativas. Porque a veces pueden llevar a soluciones inesperadas o provocar nuevas ideas.

    2. y de donde crees que viene el carbono que emitimos a la atmósfera para empezar?

      El carbono no lo creamos nosotros. Lo cambiamos de lugar. Ésta solución consiste a devolver-lo al mar que, después de bajo tierra, es donde más seguro va estar. Es cierto que sería mejor si fuese en forma de compuesto orgánico. A lo mejor, la solución es combinar ésto con la acción de fotosíntesis natural. Lo que lleva a otra pregunta: como hacemos llegar allí la luz?

  2. Yo voy a dar mi propuesta lo licuamos y lo mandamos a Europa, No al continente si no a la luna, un poco de efecto invernadero por esos mundos no nos vendrá mal para futuras colonias.

  3. Bueno, es lo mismo que ya ocurre de forma natural con los clatratos, sólo que en este caso son de metano.

    Como ocurre con estos, tiene el problema de que si algún día por calentamiento global se llega a cierta temperatura crítica, se liberarían miles de millones de toneladas de golpe, creando un cambio climático brutal en menos de un siglo.

  4. Pienso que la mejor solución es vieja y ya se ha hablado a menudo de ella. Se trata de «encargar» la captura de CO2 a los mayores expertos, que llevan trabajando en ello miles de millones de años, los microorganismos fotosintéticos del océano.

    Actualmente la mayor parte de la superficie del océano es un desierto por falta de elementos esenciales como el hierro. Algunos sospechamos que esa falta es reciente y que se debe a que hemos esquilmado los animales más grandes del mar, los que tenían capacidad de recorrer grandes distancias en alta mar, abonándolo con sus deshechos. Sería un círculo vicioso, porque esos desiertos antes podían alimentar más fauna.

    Quizá el hombre pueda revertir esa situación abonando con un poco de masa de esos elementos esenciales y limitando la caza y pesca de grandes animales marinos.
    Además, podríamos sustituir los combustibles minerales por las sustancias energéticas que se produzcan de nuevo en el mar gracias a esos microorganismos.

    1. Como a ese CO2 le dé por subir a la superficie va a ser como abrir una botella de cava pero a escala continental.
      La idea no es mala, pero algunos experimentos mejor hacerlos con gaseosa.

  5. Hablando de ideas locas, si asumimos que no vamos ser capaces de hacer gran cosa con los gases de aquí a cincuenta años (y con la espada de Damocles del grave peligro, casi certeza, de que habrá una extinción masiva en unos 80 ~ 100 años si seguimos por este camino, que por supuesto incluirá a nuestra especie -llamadme alarmista si queréis-)… ¿Qué opináis de alejar del Sol la órbita de la Tierra pata bajar la temperatura? ¿Hay alguien que lo haya propuesto, calculado cuánto habría que alejarla para conservar una temperatura lo más favorable posible para la vida, o simulado las consecuencias en la interacción de nuestro planeta con asteroides y otros vecinos del Sistema Solar? ¿Qué medios se podrían proponer, o serían necesarios, para lograrlo? Teniendo en cuenta que la Tierra dista mucho de ser un sólido rígido (por lo que salimos de mi zona de confort en física, así que perdonad si digo una estupidez), ¿siguen prohibiendo las leyes de Newton que pudiéramos conseguirlo, simplemente, saltando, como en aquel dicho absurdo sobre los chinos? (y obviando lo terriblemente complejo que sería coordinar adecuadamente a la población mundial para hacer algo así, empezando por conseguir convencer a los negacionistas de, cuando menos, no boicotear el esfuerzo)

    1. Simpática propuesta.

      Sobre alejar la Tierra del Sol, a veces he pensado en la siguiente locura:

      Teniendo en cuenta que la Luna está unida por gravedad a la Tierra, se podrían poner en la Luna cohetes gigantescos que la impulsaran lejos del Sol, pero con una secuencia de encendidos que mantuvieran su órbita en torno a la Tierra. Así, poco a poco el sistema Tierra-Luna se iría alejando del Sol sin alterar la vida en la Tierra.
      Quizá vendría bien algo así para dentro de unos eones, cuando el Sol empiece a hincharse hasta convertirse en gigante roja.
      De momento, no creo que consigamos mover el planeta de forma perceptible, por mucho que pataleemos.

  6. Me encanta el post y muy especialmente el último párrafo. El indispensable sentido crítico es inútil si no se combina con la apertura a nuevas y locas ideas.

    Me gusta también el comentario de fisivi, lo de»abonar» el mar es una idea muy digna de ser investigada. Y supongo que replantar grandes bosques también ayudaría, ¿no?

  7. Lo único que se consigue enviando CO2 a 700 m de profundidad (Punto crítico CO2 es 31.1ºC a 73 Atm) es disolverlo en agua, porque la solubilidad del CO2 también aumenta con la presión y más aún a baja temperatura. Solamente mediante depósitos impermeabilizados es factible. Se pueden construir grandes depósitos de lámina de polietileno o polipropileno tipo bolsa, con un coste reducido, para instalar con 50 atmósferas a 0ºC (500 m de profundidad). En estas condiciones, se mantiene líquido. Por otra parte, una rentabilización de la instalación, utilizando el CO2 almacenado, por ejemplo para cultivo de microalgas en superficie (biodiesel), podría justificarlo de forma subvencionada.

  8. Parece una idea loca, en verdad que muy loca, pero es como si nos cagaramos y luego escondemos la mierda debajo de la cama, porque mejor no esparcirlo por el espacio, mandarlo a la luna, a cerca de Marte, no se, algo así.

  9. Leí hace años que se podrían almacenar las energías renovables intermitentes como la eólica comprimiendo aire.

    Supongo que al liberar parte de ese aire se enfriaría el depósito y se podría separar por destilación el CO2, retirándolo de la atmósfera.

    Se podrían dar usos permanentes a ese CO2 retirado, por ejemplo para almacenar energías renovables, bien en depósitos a presión, o bien combinándolo artificialmente con agua para producir combustibles que ahorraran la extracción de combustibles minerales.

    Sería como imitar el ciclo cerrado de respiración y fotosíntesis mediante técnologías mecánicas y químicas alimentadas por aerogeneradores y paneles solares.

  10. No es mas limpio, quien mas limpia, sino quien menos ensucia.
    Me gusta un buen brainstorming como a un tonto un lapiz y no criticare ninguna opcion por descabellada que me parezca, pero no puedo evitar alterarme cuando me proponen ideas de una dificultad extrema , que serian dignas para el dia del juicio final y no se nos ocurre pensar en las sencillas: Replantar arboles. desarrollar energias limpias aunque no enriquezcan a los ricos, Reciclar, redistribuir riqueza. Pensar en un mundo mas humano. Un dia la naturaleza ira contra nuestros intereses, ejem un volcan que lanza miles de toneladas de .. a la atmosfera, y como humanos deberiamos usar nuestro saber y conocimientos para reducir el impacto y devolver a la normalidad los indicadores que hacen que podamos vivir en esta tierra. Damos por echo que estos parametros son inmutables, cuando cualquier variacion no sabemos como afectaria a la totalidad y cual seria el resultado. Mas que valientes, somos inconscientes. Niños con el boton nuclear en nuestra mochila del cole.

  11. una solucion que ninguno ha pensdo en enerrarlos en arboles, en miles de arboles en millones de arboles, lo hace sola la naturaleza sin intervencion humana , pero por esto no cobra ningunna ecologeta ividora del cuento

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