Los cientifitópicos

Por Arturo Quirantes, el 16 abril, 2011. Categoría(s): Ciencia • Humor ✎ 10

Profesor chiflado Wert

Como todos bien sabemos, los catalanes son unos tacaños, los gallegos unos indecisos, los madrileños unos centralistas, y los andaluces unos salaos.  Y con eso, y el españolito vestido de torero, podemos inaugurar la sección de topicazos.  En las películas en las que salen científicos, y salvo excepciones, éstos aparecen haciendo y diciendo cosas que no suelen corresponder con el mundo real.  Se trata de tópicos como el del policía devorador de donuts, el general con cara de perro, el hacker revientaclaves o el político besaniños

Vamos, si os parece, a revisar algunos tópicos que Hollywood ha creado en relación a la gente de ciencia.  Bienvenidos a los cientifitópicos.

1) No nos llamamos doctor unos a otros.  Contrariamente a lo que pueda parecer, los científicos no van llamándose por el título.  El motivo es que los científicos, o tienen el título de doctor, o están trabajando en ello, así que decir «doctor» o «profesor» en una reunión de científicos es como decir «agente» en una reunión de policías.  Por lo general, nos llamamos por el nombre de pila, si hay confianza.  En caso de duda, el tratamiento de usted resulta más educado, sobre todo cuando se trata de alguna personalidad científica reconocida.  En algunos países son más protocolarios, y pueden mirarte con malos ojos si no llamas Herr Professor Doktor a quien lo merece, pero en general no somos tan estirados.

2) No llevamos uniforme.  Cuando 007 se disfraza de científico en Diamantes para la Eternidad, se limita a ponerse una bata blanca.  Ni que decir tiene que la bata es útil en ambientes de laboratorio, pero no siempre se viste, y por supuesto resulta inútil cuando uno está emborronando folios en el despacho.  Y cuando estamos en el laboratorio.  Imagino que en algunos casos hará falta llevar trajes especiales, como los de peligro biológico, pero eso en casos muy concretos.

3) No tenemos pinta de profesor chiflado.  Vale, conozco colegas que me dejarían por embustero.  Pero, por lo general, no somos más raros en el vestir que los demás.  El cabello, las gafas, la higiene personal, el aspecto en general suele ser el habitual para una persona. Hay de todo en cuestiones de cabello, vestuario y calzado, pero te resultaría difícil reconocer a un científico por la calle.  Mi hermano dijo una vez que, individualmente, los físicos son de lo más normalito, pero cuando se nos pone a todos juntos se nota la chifladura.  Va a ser eso. En mi último congreso, uno de los asistentes presentó su charla en chanclas y pantalones piratas.

4) No vamos de punta en blanco.  Pasó la época en la que los científicos tenían que ir trajeados, o con camisa blanca y cortaba negra (a estilo de controlador de la NASA).  Incluso en congresos, tendemos a ir más o menos informales.  En mi primer congreso, constaté que era el único que se había llevado traje.  Afortunadamente, no lo había sacado de su funda.  Ropa cómoda e informal, sin pasarse.   La gente con mayor rango (decanos, directores y similares) sí suelen ir trajeados.  Peor para ellos.

5) No vamos por ahí con cachivaches. Coger un cartapacio y pasearse por la sala con cara de apuntar datos importantes era todo lo que 007 hacía para simular ser un científico ocupado.  Lo siento por él, porque va a ser desenmascarado de inmediato: el científico medio no necesita ir con cartapacios, o con iPads.  No nos paramos frente a una máquina con muchos botones y lucecitas para ver qué hace.  Tampoco llevamos calculadoras y media docena de bolígrafos en el bolsillo de la chaqueta,  ni coderas en la chaqueta de lana.

6) No hacemos tonterías en el laboratorio.  Según los típicos tópicos de Hollywood, los laboratorios científicos han de estar repletos de matraces y probetas, conteniendo líquidos de colores, y derramando un extraño humo blanco.  El hombre de ciencia se dedica a mezclar esos líquidos de colores, mirar por un microscopio o atender a una pantalla de ordenador donde aparecen gráficas extrañas.  Bueno, eso último lo hago yo muchas veces.  Pero también nos pasamos un montón de tiempo leyendo,  examinando artículos (o escribiéndolos), contestando correos, examinando datos, pensando en general, rellenando papeles de subvenciones, !y hasta tomamos café de vez en cuando!

7) No hacemos modelos informáticos en un pispás.  Cuando el científico del cine no entiende algo se va a su despacho, monta una simulación informática y obtiene los resultados en 30 minutos.  Lo siento, eso no funciona así.  Un modelo informático es complejo y engorroso, y suele llevar meses, si no años, de modificaciones, depuraciones, cambios y más cambios.  Cada vez aprendes más, refinas el modelo, o lo cambias por otro mejor.  Yo estoy modelando el polvo de la erupción volcánica del año pasado; y me saldrá mediocre, porque mi simulación deja de lado muchos detalles.  No hay más remedio, si quieres una respuesta en un intervalo de tiempo no infinito.

8) No tenemos un arma nuclear en el garaje.  ¿Dónde aparcaríamos el coche, si no?  Los experimentos se hacen en el laboratorio.  En casa, se descansa.  Si acaso, uno puede tener un pequeño despacho, pero no hay muchos Doc Brown inventando trastos en su casa.  Imagínense que el experimento sale mal y vuela toda la manzana.  A ver con qué cara te presentas luego en la reunión de vecinos.

9) No queremos conquistar el mundo. ¿Para qué querríamos hacer eso?  !Si está hecho un desastre!  Además, somos por naturaleza gente modesta y amable.  Con que no nos recorten el sueldo, ya nos matamos.  Así nos va.

10) Nuestra vida personal no es un desastre. Los científicos de cine son tan abnegados, despistados, abstraídos y centrados en su trabajo que se olvidan de besar a su esposa, ir a los partidos del hijo o vestirse bien para su propia boda.  !Pobre de mí si lo hago!  Este sábado tengo bautizo, y más me vale ir como para una boda real.  Tenemos problemas, divorcios, juicios con Hacienda, peleas con el director del colegio, broncas con los hijos o la suegra.  En eso los hombre (y mujeres) de ciencia son iguales que cualquier otra persona.

11) No somos varones y blancos.  Afortunadamente, pasó el tiempo en que el cine mostraba científicos blancos, hombres, de mediana (o muy avanzada) edad.  Si salía alguna mujer, era para mostrar sus estupendas curvas enfundadas en reluciente bata blanca.  La realidad es que hay hombres y mujeres, blancos y negros, nacionales y extranjeros, jóvenes y viejos.  En eso, el cine ha evolucionado a la par que la sociedad.

12) No hablamos raro.  Lo que sucede es que tenemos un lenguaje muy particular.  Si me oyera hablar con un colega de dispersión Raman, parámetros de depolarización, inversión en capas y modelos de Nakajima, no se enteraría usted de la misa la media.  Pero lo mismo sucede en una conversación entre abogados o entre ingenieros.  Otra cosa es que un científico intente explicarte lo que hace.  Si no es un buen docente, no te enterarás.  Es una lástima que un científico eminente sea a veces un zote explicando cosas al público.  No somos perfectos.  Casi.

Y ahora, por cortesía de Pedro Rascado, y en exclusiva para mis Lectores de Película, una rápida lista de meditópicos:

– La carrera no es tan difícil

– No pasamos los años de universidad encerrados entre cuatro paredes diseccionando ratas (nunca diseccioné una rata)

– No estamos continuamente rodeados de sangre. Hay médicos que pueden acabar su vida profesional sin ver más sangre que un empleado de Carrefour. Hay que desechar la frase “no puede ser médico, le marea la sangre”

– Los quirófanos no son sitios oscuros cargados de tensión. Habitualmente hay relajación y se habla de cualquier tema. Todo el mundo sabe lo que hay que hacer y lo hace. Como en cualquier trabajo.

– No tenemos mala letra. Hay médicos con mala y con buena letra, como en todas partes.

– En los hospitales no se montan orgías entre médicos y enfermeras. Yo no he visto ninguna.

– No todos somos ricos ni tenemos barco

– Sólo los cirujanos saben operar.

– La mayoría de la gente se muere con una “analítica rutinaria” normal. Significa que se puede tener una enfermedad gravísima y que no se detecte en la analítica que se hizo en el Centro de Salud la semana anterior.

– Cuando alguien sufre una parada cardíaca nunca despierta durante el masaje y se pone inmediatamente a hablar

– Los enfermos en coma están intubados y no hablan

– No existe “anestesia de vomitar” y “anestesia de orinar”

– Todo el mundo despierta de la anestesia. Es posible morirse de complicaciones quirúrgicas o anestésicas pero no la chorrada de “no despertó de la anestesia”.  No existe ese efecto secundario de la anestesia que te deja dormido para siempre

– Las enfermedades están todas inventadas. No descubrimos cada día una nueva enfermedad como parece hacer House.

– Nadie enferma porque “le coja el frío”. Las infecciones las producen las bacterias, los virus, los hongos.

– El frío no produce enfermedades. ¡Qué sería si no de los esquimales!.

– No se puede tener un “principio de neumonía” . Existe la neumonía, la bronquitis, el catarro,… Las enfermedades o se tienen o no se tienen, pero nunca se puede padecer  “un principio de…”

– El amago de infarto no existe. Hay angina, angina inestable, infarto, pero ¿amago de infarto?, nada, no hay.

– Cuando un paciente fallece nadie dice en alto: “hora de la muerte 17:45”

– Los médicos de los servicios de emergencias extrahospitalarias no entran en los hospitales gritando las constantes del paciente. Además nunca preguntamos por las “constantes vitales”. Hablamos de tensión arterial, frecuencia cardíaca, diuresis o incluso estabilidad hemodimámica, pero nunca de “constantes vitales”

– Si un enfermo está en la UCI no está “fuera de peligro”.

– Entre nosotros no nos llamamos doctor tal o doctor cual ni nos tratamos de usted.

 



10 Comentarios

  1. De acuerdo en todo, excepto en dos de médicos: lo de la mala letra y lo de las orgías.
    Por mi trabajo, conozco a bastante médicos (aunque yo no lo soy) y aún no he conocido a ninguno cuya letra sea legible.
    Y respecto a las orgías, con matices. Vale, orgifiestas en medio del hospital no hay. Pero los líos de faldas, relaciones múltiples y cuernos que se llevan los médicos y las enfermeras, entre ellos y los unos con los otros, es para hacer un culebrón de doscientos capítulos. Por algo los médicos son los profesionales con la tasa más alta de divorcios.

  2. Buenísimo el artículo. Algo que haría falta agregar es que en las pelis los científicos tienen especialidad en «ciencia». Todo científico es biólogo, químico, médico, físico, además de ingeniero en mecánica, informática y eléctrónica.

  3. ¡Genial! Siempre he querido hacer un post de este estilo, te has adelantado. El cine y sus tópicos da para mucho. La última peli que vi donde pensé esto fue la de «Splice», menuda colección de topicazos y surrealismo. No es que la peli necesitase ser verosímil, pero bueno si uno conoce el mundillo da bastante risa.

    Discrepo en dos puntos: yo siempre llevo el bolsillo de la bata lleno de bolis, y por supuesto, ¡hago muchas tonterías en el laboratorio! Y sí, al menos el mío está lleno de cachibaches y botellas de colores rarunos, siempre que viene alguien «de fuera» se queda aluciando de que podamos descubrir algo entre tanto «desorden».

  4. Otro meditópico, permíteme, necesito desmontar el peor de los mitos de las pelis/series de ámbito sanitario…

    La asistolia NO se chispa!!!! -> traducción: cuando un paciente sufre una parada con el electrocardiograma en linea plana (asistolia), NO se desfibrila (el choque eléctrico). Se desfibrila la fibrilación ventricular (de ahí el palabrejo!), y aprovecho para decir éstas básicamente se encuentran en el contexto de un infarto de miocardio, NO en quirófano de cirugía general, ni en un tráfico…

  5. Excelente post. Muchos tópicos desmontados. Sin embargo, no estoy de acuerdo con Estelwen Ancálimë: Tengo 20 años como médico y he trabajado en varios hospitales, en 2 paises y no, no hay orgias y ni siquiera líos tipo «Grey’s Anatomy»… Depende del país sí llevamos el bolsillo lleno de bolis, linternas, oftalmoscopio, etc. No todos los médicos y enfermeras se visten como en España. En algunos hospitales de España sí entran los de Urgencias extrahospi… diciendo constantes, y al menos en mi hospital actual las llaman constantes… aunque en otros sitios los llaman signos vitales… y dependiendo del pais si nos llamamos «doctor» entre los médicos… Pero estoy de acuerdo: no existe el preinfarto, el amago, el principio de, o la «pequeña neumonía», el «pequeño ACV», etc.

  6. En realidad sí «nos paramos frente a una máquina con muchos botones y lucecitas para ver qué hace». Y no sólo una, sino dos: la máquina del café y la fotocopiadora.

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Por Arturo Quirantes, publicado el 16 abril, 2011
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